Después de visitar Évora, nos decidimos por un road trip por Alentejo. Conducimos a través de pequeñas aldeas y pueblos, visitamos castillos, catamos numerosas copas de vino, y comemos delicioso marisco a la vera del mar. En poco menos de una semana recorrimos esta región de arriba abajo, y ahora compartimos este itinerario contigo, asique no te pierdas las mejores partes.
Partimos de Évora hacia el oeste y llegamos a Montemor-o- Novo, allí empezamos el día con una cata de vino en Quinta da Plansel o en las bodegas L’AND.
Más tarde nos hacemos camino por el centro hasta llegar al castillo. Paseamos por sus muros y disfrutamos de una maravillosa vista panorámica de Montemor y sus llanuras amarillas.
Continuamos hacia Arraiolos, y hacemos una parada en Monte da Ravasqueira para otro tour de vino. Arraiolos es principalmente famosa por sus tapices tejidos a mano, pero también cuenta con algunos puntos de interés como el Convento dos Lóios y el Castillo de Arraiolos, una de las pocas fortalezas circulares en Portugal.
Si quieres comprarte algún tapete, la calle Rúa Alexandre Herculano es el mejor sitio
También puedes visitar el Centro Interpretativo de Arraiolos por una visión más amplia y profunda de la historia de este tipo de artesanía.
Mientras conducimos hacia Estremoz es imposible no reparar en Evoramonte y su imponente castillo en lo alto de una colina. En un lugar con poco más de 500 habitantes, el castillo es la joya de la ciudad. Lo que hace esta edificación tan especial son sus cuatro torres cilíndricas en las esquinas, algo que no encuentra parecido en el resto de castillos de Alentejo.
Después de explorar este monumento, nos tomamos unos minutos para pasear por las adoquinadas calles de Evoramonte, y hacemos una pequeña parada en Celeiro Comum para hacernos con un suvenir artesanal.
Estremoz es más grande que Evoramonte, pero aun así conserva esa atmósfera de pueblecito acogedor. Empezamos el tour en Rossio, una plaza repleta de iglesias y terrazas. Después nos acercamos hasta la tienda Irmãs Flores, un pequeño taller que vende “Bonecos de Estremoz”, coloridas muñecas de cerámica típicas de la región.
La ciudad también es famosa por su producción de mármol, y lo notarás en donde quiera que vayas, especialmente en la zona de alrededor del castillo. Este se encuentra en lo alto de la ciudad, y tiene una impresionante torre de 27 metros de alto cubierta en mármol. Esta parte del castillo ha sido convertida en hotel, pero la entrada está abierta para caminar por el interior y descubrir sus alrededores. Justo delante del edificio se puede ver una estatua de Isabel de Aragón, una iglesia del XVI y un pequeño museo regional, el cual puedes pasar por alto si ya has visitado el taller.
Antes de cenar incluimos una visita a uno de los viñedos locales. El más cercano es Tiago Cabaço, pero hay muchos más alejándonos hacia el oeste, como João Portugal Ramos y Herdade das Servas. Este último ofrece la oportunidad de participar en la vendimia, que se suele realizar en Septiembre.
Para el segundo día dirígete hacia el sur y explora la región de Baixo Alentejo. Si bien Beja es la ciudad principal, también vale la pena visitar los pequeños pueblos de su alrededor.
Antes de llegar a Beja, te aconsejamos un tour por los viñedos cercanos como Herdade dos Grous o Herdade da Mingorra.
Si te vas a quedar en la zona, vale la pena darse un relajante paseo por el Parque da Cidade, pero si quieres saltarte esta parada puedes irte directamente al centro de la ciudad.
Es aquí donde encontrarás los dos principales puntos de interés de la ciudad: el castillo y el Museu Rainha Dona Leonor, también conocido como el Museo Regional.
Nuestro consejo es que primero visites el castillo y luego subas a lo alto de las murallas para disfrutar de las mejores vistas del entorno. Una vez hecho esto puedes acercarte al Museo Regional, donde encontrarás claustros cubiertos de azulejos azules y blancos.
Partiendo de Beja conduce hasta el Este, en dirección a Serpa. Esta pequeña villa es principalmente famosa por su queso cremoso, si bien una vez allí comprobarás que hay mucho más por ver.
Si desear probar las especialidades locales, te recomendamos las tiendas de queso repartidas por el pueblo, como Queijaria Tradiserpa. Después, sigue la ruta hacia el castillo, pasando por la Torre do Relógio, una de las torres de reloj más antiguas de Portugal.
El castillo cuenta con una inusual entrada, con dos grandes rocas apoyadas la una sobre la otra. Previamente era un fuerte romano, hasta que en el siglo XIV se varió su estructura, y es esta la que ha llegado a nuestro presente. Desde las almenas del castillo se puede ver la ciudad y sus estrechas calles. Y además cuentan con un museo interior donde se pueden encontrar artículos como piedras funerarias romanas.
Tras visitar el castillo puedes apuntarte a una exhibición en la Galería de Arte Moderno de Serpa, o hacer una parada en el Museu do Relógio, donde encontrarás miles de relojes que varían desde el siglo XVII hasta el XX.
Saliendo de Serpa, si tienes la oportunidad, es recomendable pasarse por Herdade do Vau para una pequeña sesión de cata de vinos. Además de los viñedos, este lugar también cuenta con un hotel por lo que siempre puedes dar la vuelta y pasar allí la noche.
De camino a Mértola encontrarás numerosas atracciones. La primera sería Pulo do Lobo, una pequeña cascada en lo alto del río Guadiana. Para llegar allí deberás pasar por la villa de Guadalupe, y después seguir la carretera Estrada de São Braz hasta llegar a ver agua.
A unos kilómetros más debajo de la cascada se encuentra la Praia da Tapada Grande, una playa fluvial con sombrillas de paja y un área de picnic. Además de nadar, también puedes alquilar una canoa o tomarte algo en el bar de la playa, abierto durante el verano.
Ya que estás en las cercanías, merece la pena visitar las Ruínas de São Domingos, un impresionante terreno minero del que tan solo quedan algunos restos y estructuras.
Mértola es quizás uno les pueblos más pintorescos de Alentejo– asentado a las orilla del río Guadiana, este pueblo medieval es el hogar de una numerosa colección de museos y castillos con vistas espectaculares.
Desde ruinas romanas hasta una residencia islámica, los museos de Mértola cubren una gran variedad de eras. El primero que verás a medida que te aproximes a la ciudad es el Museu Paleocristão, que recoge los restos de una basílica paleo-cristiana y de un cementerio visigodo. Pero antes de continuar el tour por los museos hay algunos lugares en los que conviene hacer una parada.
Uno de ellos es la Oficina de Tecelagem, un taller textil donde puedes comprar productos de lana hechos a mano. Un poco más lejos también podrás encontrar la iglesia parroquial que solía ser una mezquita, una vez allí, si sigues los pasadizos traseros, llegarás a un pequeño museo.
Al lado de la iglesia están las ruinas de un vecindario islámico y el castillo de Mértola. En lo alto del pueblo, esta edificación ofrece vistas impresionantes de los alrededores. Puedes dar un paseo siguiendo los muros o pagar una pequeña tasa y acceder a la torre.
Cuando hayas acabado de explorar el castillo, vuelve a la ruta de los museos, pasando por la Casa Romana, en la plaza principal de Mértola. Continúa hasta el Núcleo de Arte Sacra y el Núcleo Islâmico. Y finalmente, para acabar la tarde, puedes apuntarte a una excursión en barco por el río.
A medida que avanzas hacia Alentejo notarás un cambio en el paisaje; en vez de viñedos y alcornoques, te encontrarás con pequeños pueblos y castillos rodeados de portentosas montañas montañas verdes.
Esta región es conocida como Alto Alentejo, y su capital es Portalegre. Asentada en medio del Parque Natural San Mamede, Portalegre es una pequeña ciudad con una próspera industria textil.
Uno de sus principales atractivos es el Museu de Tapeçarias, dedicado únicamente a los tapices y bordados locales. La planta baja cubre toda la historia de la ciudad enseñado paso a paso el proceso de artesanía, desde el diseño a las técnicas tradicionales de tejer. Por otro lado, arriba se encuentran numerosas habitaciones con bordados y tapices en las paredes, inspiradas en el trabajo de artistas tanto nacionales como internacionales. Algunos son bastante abstractos, mientras otros son más representacionales, como la serie Lisboa de Carlos Botelho.
Después del museo puedes acercarte al castillo de Portalegre. El edificio original está datado del siglo XIII, pero en 2016 se le añadió una nueva estructura de madera por lo que en la actualidad parece más moderno. Hay una pequeña exhibición en el primer piso, pero si quieres ver la torre tendrás que salir afuera. Tan sólo te llevará unos cuantos minutos llegar a ella, ya que hay una zona restringida para que los visitantes accedan.
Además de estos dos monumentos, no hay mucho más que ver en el centro de Portalegre, por lo que puedes volver a la carretera y dirigirte a Marvão. Este pueblecito encantador seduce a los turistas con su castillo medieval y unas vistas de la montaña que quitan el aliento.
Hay una serie de paradas que vale la pena hacer en Marvão, incluyendo el Parque de Esculturas de Alentejo y la villa Romana de Ammaia. El primero es parte de la Quinta do Barrieiro, un terreno rural localizado en medio de las montañas de San Mamede. Incluso si no te estás hospedando aquí puedes visitar los alrededores. Encontrarás una colección de esculturas contemporáneas diseñadas por el artista portugués Maria Leal da Costa. No te sorprendas si te das de bruces con alguna oveja en la salida, después de todo estás en el rural.
Un poco más lejos se encuentra la Villa Romana de Ammaia. Datada del siglo I a.C. esta villa fue ocupada por los romanos durante varios siglos. Si bien sólo se conservan las ruinas hoy en día, in situ se emite un vídeo que muestra cómo debió ser el edificio en el en sus días de gloria.
Una vez hayas visto las ruinas puedes continuar hasta Portagem. Localizado a las orillas del río Sever, este pueblo es bastante popular en verano. Además de las piscinas naturales, hay varias zonas en las que realizar deporte, y bares cerca del río en donde tomarse un café. Además cuenta con un puente romano considerado el tramo de carretera más antiguo de Portugal.
Desde Portagem sigue por la N359 y llegarás al corazón de Marvão. Aparca el coche fuera de Porta Este, y desde allí camina hasta el castillo. Allí puedes quedarte en el paseo adoquinado o subir hasta las murallas para disfrutar de las vistas.
A medida que vas caminando busca el castillo que se asiente en el borde de una colina. Antes de entrar date un paseo por los jardines o visita el Museu Municipal, dentro de una iglesia, este museo muestra tanto elementos del paleolítico como de la actualidad.
Construido alrededor del siglo XIII, el castillo de Marvão cuenta con uno de los parajes más hermosos de Alentejo. Visita la cisterna a la entrada y después pasea hasta las almenas para capturar las vistas una vez más.
Después del castillo puedes continuar explorando las estrechas calles de Marvão, y si te apetece, incluso tomarte un café o una copa de vino en uno de sus numerosos bares al aire libre.
Además del vino, Alentejo es famoso también por su aceite de oliva. A unos kilómetros de Marvão podrás visitar el Lagar-Museu António Picado Nunes, un espacio en el que se ofrece un tributo a este ingrediente. El tour incluye una revisión de la historia de la región, la visita a los olivares, y una pequeña explicación de cómo se hace el aceite de oliva. Para finalizar, los propietarios ofrecen una cata de aceite acompañado con otros productos locales.
Otra cosa que hacer en el área es el Rail Bike Marvão. El tren ya no pasa por la zona, pero puedes pedalear por los raíles que conectan los pueblos de Marvão y Castelo de Vide. Asegúrate de vestir algo cómodo ya que la jornada te llevará como mínimo dos horas.
Para acabar tu día en Alto Alentejo, dirígete a Castelo de Vide. Este pueblo del tamaño de una nuez destaca por sus casas de fachadas blancas sobre las colinas del Parque Natural de San Mamede. En lo alto del pueblo se encuentra el castillo con imponentes muros de piedra. Puedes empezar el tour aquí o explorar el barrio judío, también conocido como Judiaria. Durante mucho tiempo Castelo de Vide fue el hogar de una comunidad de judíos que se escaparon de España a Portugal en la época de la Inquisición. Escondida en medio del sendero de casas se encuentra una sinagoga del siglo XIII que incluye un Mihrab y un pequeño museo en el que se muestra la historia de los judíos del área.
Una vez hayas visitado la zona vieja dirígete de nuevo al centro, pasando por Fonte da Vila, una fuente de mármol del siglo XVI. Acaba tu tour de Castelo de Vide en Praça de Dom Pedro V, la plaza principal del pueblo, donde encontrarás el ayuntamiento y una iglesia barroca.
Las fachadas son el principal atractivo del centro, pero también hay lugares que visitar un poco más lejos. Si sales del pueblo y tomas la N246-1 hacia el oeste, llegarás a la estación de tren de Castelo de Vide. Aquí es donde la ruta de Rail Bike Marvão termina, pero incluso si no has seguido dicha ruta, vale la pena acercarse a la estación para apreciar los hermosos paneles de azulejos cubriendo el viejo edificio.
Empieza tu mañana en São Pedro do Corval, un pequeño pueblo conocido por su cerámica. Hay más de veinte talleres que visitar en área, convirtiéndolo en una de las mayores comunidades artesanas de Portugal. Puedes venir y ver a los alfareros trabajando o comprar un suvenir en las tiendas, que incluyen todo tipo de artículos desde vajillas a azulejos decorativos.
Desde Corval, viaja hasta el norte para llegar a Vila Viçosa. Al igual que Estremoz, esta ciudad es un punto de referencia para el mármol, y encontrarás pistas de ello por todo el lugar.
Una vez llegues a Vila Viçosa, puedes empezar el tour en el castillo. Las dos torres circulares marcan la entrada a sus terrenos, los cuales fueron en algún momento el hogar de los Duques de Bragança antes de que estos se mudasen al Paço Ducal. Más allá de sus muros hay unas cuantas casas, una iglesia y un castillo convertido en museo de arqueología y caza.
Alejándose unos pasos del castillo está Terreiro do Paço, una plaza de gran tamaño que recuerda a la de Lisboa, pero sin las multitudes. En frente a la plaza está el Paço Ducal, un palacio del siglo XVI con impresionantes fachadas de mármol. Dentro encontrarás una serie de cuadros y mobiliario antigua, además de paredes de azulejos y frescos en los techos. El edificio tiene varias secciones que pueden ser visitadas independientemente, incluyendo una colección de porcelana china, un museo del carruaje, y un arsenal.
Depués de Vila Viçosa continúa conduciendo hasta Elvas, una ciudad fortificada que se encuentra al este de Alentejo.
De camino a este pueblo puedes hacer una parada en Forte da Graça. Esta vieja estructura militar es una de las más peculiares fortificaciones de Elvas, con sus muros formando una estrella. En su parte más alta se encuentra un edificio amarillo conocido como Casa do Governador. Desde este lugar privilegiado puedes captar el pueblo y admirar las vistas de sus alrededores.
A medida que te acerques a Elvas pasarás por Aqueduto da Amoreira. Terminado en el siglo XVII, este acueducto es uno de los puntos de referencia de esta ciudad y se extiende por casi ocho kilómetros.
Otra fortificación que vale la pena visitar antes de adentrarse por los muros medievales de Elvas es el Forte de Santa Luzia, el cual comparte la forma de estrella y el museo militar con el de Graça. Desde aquí dirígete directamente a la zona vieja y sigue la ruta al castillo. Este fue establecido en primera instancia por los moros, pero la estructura que ha llegado a nuestro presente, data del siglo XIII. Y si necesitas un descanso, también hay un bar en el que parar a tomarse algo.
Después de caminar por los alrededores del castillo, ponte en marcha hacia la Catedral, pasando por el Largo Santa Clara. En medio de esta plaza hay una picota que fue en un tiempo el lugar de los juicios de la Inquisición.
La imponente catedral ya existía por aquel entonces, pero se renovó en el siglo XVIII por lo que se le añadieron elementos barrocos como la capilla con un órgano dorado.
Desde Elvas puedes ir directamente a Monsaraz, o si te apetece, también puedes darte una vuelta por Campo Maior para visitar los viñedos de Ageda mayor. En medio de dichos viñedos se encuentra un edificio blanco diseñado por el arquitecto portugués Siza Vieira, en donde se guardan los barriles de vino. Puedes sencillamente dar un paseo, o combinarlo con una cata de vinos o un picnic.
Salgas desde Elva o desde Campo Maior, conduce hasta Reguengos de Monsaraz. Este es el hogar de Herdade do Esporão, uno de los productores de vino de Alentejo más famosos. Ofrecen visitas guiadas a varias horas del día, pero asegúrate de reservar con antelación para garantizar la entrada. Más allá de los viñedos también hay un restaurante, una vinoteca y una tienda en donde comprar botellas de vino para llevarte a casa. Incluso si te pierdes el tour, siempre puedes pedirte una copa de vino junto a una deliciosa tabla de quesos.
Otra opción es la de visitar Ervideira, una pequeña bodega entre Reguengos y Évora que también ofrece tours y catas.
Después de Reguengos, continúa hasta Amieira Marina, un pequeño puerto en el lago Alqueva. En verano esta área es perfecta para deportes de agua como piragüismo o remo. Puedes alquilar un bote y pescar, o navegar por el lago con amigos. Si lo que prefieres es relajarte hay un río cerca con orillas de arena, que además cuenta con vistas a todos los olivares del alrededor.
Dirígete ahora hasta Mosaraz, un pequeño pueblo en lo alto de una colina rodeado de muros medievales. Aparca fuera de dichos muros y continúa a pie para pasar las puertas ancestrales. Porta da Vila es la entrada principal, pero hay tres más que también dan acceso al pueblo.
Si recorres sus muros pronto llegarás al castillo de Monsaraz. Establecido en el siglo XIV, esta edificación fue la primera línea de numerosas batallas entre España y Portugal. Hoy en día sus suelos desnudos ofrecen las mejores vistas del lago Alqueva.
Una vez hayas visitado el castillo, date una vuelta por el pueblo, parando en la Igreja Nossa Senhora da Lagoa para admirar la tumba de mármol de un rey templario. Justo enfrente a la iglesia hay una picota del XVIII que también vale la pena ver.
A unos kilómetros a las afueras de la playa fluvial de Mosaraz existe otra en la que te puedes liberar después de un exhaustivo día de turismo.
Por la noche no te pierdas el Observatório do Lago Alqueva. Este es el mejor de Alentejo para contemplar las estrellas. Cada noche el centro organiza dos horas de observaciones astronómicas, en las que te hablan de constelaciones, y te permiten usar un telescopio para observar las estrellas de galaxias lejanas.
Disfruta de tu último día en Alentejo relajándote en la costa. Desde Troia a Odemira hay un sendero de pueblos costeros y playas esperando por ti en una región bañada por el sol.
Llegar a Troia te llevará el mismo tiempo vengas de Lisboa o de Évora. Esta península arenosa se encuentra entre el estuario de Sado y el Atlántico, y es un punto de encuentro para delfines. Puedes conducir desde Évora, pasando por Comporta o tomar un ferry desde Setúbal.
Desde pacíficas playas a campos de golf y casinos, Troia es una fuente de entretenimiento. Puedes pasarte horas aquí, relajándote en una playa y después dando un paseo en barco para observar a los delfines. En el camino de vuelta, visita las ruinas romanas, un asentamiento al este de la península establecido en el siglo I a.C.
Después de explorar Troia, puedes hacer una parada en Comporta, una de las joyas costeras de Alentejo. Se trata de un pequeño pueblo con grandes tramos de arena y numerosos restaurantes de marisco. Date un paseo por Praia da Comporta, o monta a caballo por las dunas de Cavalos na Areia. Y ya que estás en la zona, también puedes apuntarte a un tour por Herdade da Comporta, una bodega asentada entre arrozales. Ofrecen tours por los viñedos y catas de vino durante todo el día.
Por la tarde continúa tu viaje hasta Vila Nova de Milfontes. Este pueblo costero es un poco más animado que Comporta, especialmente en verano, cuando los surfistas y los turistas llegan a sus playas.
En el camino a Milfontes puedes parar en Lagoa de Santo André. Una reserva natural formada por dos pantanos con una extensión de 15 kilómetros a lo largo de la costa. En este espacio natural se pueden realizar numerosas actividades al aire libre como observar pájaros, o deportes acuáticos, como ir en canoa o windsurfing.
Un poco más abajo hay algunos pueblos que merecen una visita como es el caso de Sines o Porto Covo. Ambos cuentan con una amplia oferta de playas, si bien las mejores son Praia da Samoqueira en Sines, y Praia Grande en Porto Covo.
Llegar de Porto Covo a Vila Nova de Milfontes lleva tan solo 30 minutos. Una vez allí puedes pasear por el centro, pasando por Igreja Nossa Senhora de Graça y Largo de Brito Pais para disfrutar de las vistas al Río Mira.
Las playas más cercanas al centro son Praia Da Franquia y Praia do Farol, a las que puedes acceder a pie desde Largo Brito Pais. También hay otra playa cruzando el río llamada Praia das Furnas, a la cual puedes acceder por barco si no tienes coche.
Un poco más lejos puedes visitar Praia do Malhão o Praia do Pessegueiro. Esta última se encuentra en una isla, por lo que necesitarás coger un barco para llegar a ella.
Más allá de las playas, hay muchas cosas que hacer en Vila Nova de Milfontes. Puedes apuntarte a clases de surf, seguir el sendero de Costa Vicentina o hacer kayak en el río Mira. Si dispones de tiempo, vale la pena alargar la estancia para sacarle el máximo provecho.
Desde Vila Nova de Milfontes conduce hasta Alcácer o Sal, la última parada de este tour por Alentejo.
Asentado a lo largo del río Sado, Alcácer do Sal es un viejo pueblo pesquero con algunos monumentos históricos. Uno de ellos es el castillo árabe, con vistas panorámicas del río y de los campos de arroz creciendo a sus orillas.
Parte del edificio fue convertido en hotel, pero incluso si no te estás hospedando en el puedes entrar y caminar por sus murallas. Justo al lado puedes visitar la Cripta Arqueológica, un museo que contiene elementos desde la Edad de Hierro hasta el siglo XIX.
Después del tour, dirígete a la vera del río para acabar el día con un paseo por la Avenida João Soares Branco. Puedes pasar la noche en el hotel del castillo o volver a uno de los pueblos costeros.
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