Salamanca es una ciudad mágica localizada en noroeste de España, con muchos planes por hacer. Famosa por sus construcciones de arenisca que parecen cambiar de color con el transcurso del día. Por la mañana se muestran blancas, por la tarde se convierten en rosa, y al llegar la noche, con la iluminación de la ciudad, se hacen amarillos. Esta rutina ha hecho que la ciudad se gane el nombre de “La dorada”.
Entre estos edificios, se encuentra el de la Universidad de Salamanca, una de las más antiguas del mundo. Esta institución sigue en activo y dota a la ciudad de una atmósfera única y vibrante, llenando de estudiantes la vida nocturna de la ciudad.
Salamanca se encuentra a solo dos horas de distancia de la frontera de Portugal, pero la arquitectura plateresca y la cocina local, revelan inequívocamente que has entrado en un país diferente. Vale la pena pasar una noche en Salamanca solo para ver como las luces se reflejan en el rio Tormes y perderse en su casco histórico, que forma parte del patrimonio de la UNESCO.
Aquí encontrarás un itinerario sobre qué hacer en un día en Salamanca, con recomendaciones sobre dónde comer y donde alojarse en la ciudad.
Al llegar a la ciudad, dirígete a la Plaza Mayor. Construida a mediados del siglo 18, es una de las más grandes en España, rodeada de asombrosos edificios de estilo Barroco. El arquitecto español, Alberto Churriguera, diseñó esta plaza, y puedes encontrar un medallón con su cara en lo alto del ayuntamiento, junto a otras figuras destacadas. En el pasado, esta plaza fue usada para corridas de toros, pero ahora sus arcos dan cobijo a numerosas tiendas y restaurantes. Aun siendo preciosa de día, merece la pena volver en la noche, con la iluminación y los músicos callejeros dándole vida al lugar.
Solo a unos pocos pasos de la Plaza Mayor se encuentra el Palacio de la Salina. Este lugar da la bienvenida a la gente con su ornamentada arquitectura del siglo 16. Tiempo atrás, fue un almacén de sal, de ahí el nombre que recibe. Ahora es la casa de la Administración provincial de la ciudad. Dentro se encuentran algunas exhibiciones, pero el verdadero atractivo en su patio trasero, con su logia abierta al fondo y sus balcones con figuras grotescas que sobresalen de ellos.
Es difícil no darse cuenta de la Casa de las Conchas con su muro cubierto con más de 300 conchas. Terminada en 1957, esta casa perteneció a Rodrigo de Maldonado, un profesor de la Universidad de Salamanca y miembro de la Orden de Santiago. Las conchas de vieiras son el símbolo de la Orden, y se pueden ver a lo largo de todo el Camino de Santiago, una ruta de peregrinaje que atraviesa España, Portugal y Francia. La construcción de la Casa de las Conchas es un ejemplo del estilo plateresco español, una corriente arquitectónica característica por sus ornamentadas fachadas que se asemejan a cubertería. Pasa al interior para contemplar su patio y hacer una visita a la biblioteca municipal.
Justo en frente de la Casa de las conchas, encontrarás la Iglesia de la Clerecía. Originalmente llamada Iglesia del Colegio Real de la Compañía de Jesús, ahora la gente la conoce simplemente como la Clerecía. Fue la mujer de Felipe III quien ordenó su construcción, que comenzó en 1617. Esta construcción de estilo barroco es ahora el edificio principal de la Universidad Pontificia, después de visitar la iglesia, no te olvides de subir a la torre para disfrutar de unas espectaculares vistas de la ciudad.
Localizada en el corazón del centro histórico, la Universidad de Salamanca es la más antigua de España, fundada en el siglo 15. Es también uno de los edificios más icónicos de la ciudad, con su llamativa fachada de arenisca adornada con tallas de criaturas mitológicas y pasajes religiosos.
Aquí va un reto, intenta encontrar a la “rana de salamanca”. Algunos dicen que trae buena suerte si la encuentras por ti mismo. Encarando a la universidad, hay una estatua de Fray Luis de León, famoso poeta español y una de las numerosas figuras ilustres que estudiaron en esta universidad. Da una vuelta por el Patio de las Escuelas, y visita la biblioteca, una de las más antiguas de Europa.
Salamanca alberga dos catedrales históricas una enfrente a la otra -Catedral Vieja y Catedral Nueva-. Levantada en 1120, la Catedral Vieja, también conocida como la antigua catedral, combina una mezcla de elementos románicos y góticos. En su interior hay un fascinante retablo representando 53 escenas de la vida de Jesús y María en coloridos paneles. Además, no dejes pasar el órgano construido en estilo Mudéjar en la Capilla de Anaya.
La nueva catedral es mucho más grande y data del siglo 15. Aunque su estilo principal es el gótico, incluye también detalles renacentistas y barrocos como la cúpula o el campanario. Asegúrate de escalar las torres y caminar a lo largo de las almenas, donde disfrutar de unas espectaculares vistas. El interior es también asombroso, con su techo ornamentado y altos arcos abovedados. Fuera, no dejes pasar la Puerta de Ramos y observa al astronauta o al monstruo comiendo helado. Estos divertidos añadidos fueron incluidos en 1922 durante los trabajos de restauración.
Según te acercas al Rio Tormes, verás varios puentes que conectan con el otro lado de la ciudad. De entre los puentes que puedes cruzar andando, hay uno que destaca sobre el resto, con su estructura de piedra, data del siglo 1 A.D. constituido por 26 arcos, algunos de ellos se conservan desde el periodo romano. Con los años, el puente ha experimentado numerosas restauraciones, habiendo sido afectado por una inundación en el 1600. Aun así, permanece como un punto histórico esencial de la ciudad. En verano, se puede alquilar canoas y remar a lo largo del rio.
Cada edifico en salamanca tiene su historia, y Casa Lis no es la excepción. Creada por un adinerado hombre de negocios llamado Miguel de Lis, esta mansión del siglo 19 sigue un marcado diseño modernista. Desde 1995, su fachada de vidrieras indica la entrada del museo de arte moderno y arte déco. Entra para ver una impresionante colección de objetos de entre el siglo 19 y 20, incluyendo una de las mayores colecciones de muñecas de porcelana del mundo.
Después de visitar Casa Lis, ponte en marcha a Huerto de Calixto. Escondido cerca de la catedral, este pequeño jardín es el lugar ideal para relajarse tras un día de turismo por Salamanca. Recibe su nombre de la novela “La tragicomedia de Calisto y Melibea”, escrita por Fernando de Rojas en 1499. Toma asiento bajo un árbol y contempla las vistas sobre la catedral.
Fundado en 1419, este convento dominicano originalmente tenía un diseño Mudéjar, pero con el paso de los años fue modificado y ahora posee una composición de diferentes estilos. Dentro de sus características más llamativas, se encuentra el claustro renacentista de forma pentagonal. Las tallas en piedra adornando los lados con medallones en la parte baja y criaturas mágicas mirando hacia abajo desde la segunda planta. A la que vayas a salir, no olvides probar algunas de las galletas hechas por las monjas que allí viven.
Otro convento que merece una visita es el Convento de San Esteban, que se encuentra en la Plaza del Concilio de Trento. Construido entre los siglos 16 y 17, atrae a los visitantes con su imponente fachada cubierta por relieves. Dentro se encuentran bellos claustros, una iglesia con un altar dorado y un museo exhibiendo objetos religiosos.
Destacando en el horizonte de la ciudad podemos ver la Torre del Clavero, una torre del siglo 15 con forma octogonal. Era parte del palacio de Sotomayor, peor ahora se erige sola en el borde de la Plaza Colón. Antes de dejar la ciudad, merece la pena pasar a admirar las embellecidas torretas decoradas con escudos de armas.
Salamanca ofrece algunas atracciones para toda la familia. Puedes subir a las torres medievales de la catedral y divertirte tratando de encontrar figuras como la famosa rana de la fachada de la Universidad. Los niños también disfrutarán correteando por las amplias plazas y jardines de la ciudad, como el Huerto de Calixto.
Si estáis cansados de caminar, siempre podéis subir al tren turístico o dar un paseo en barco por el río. Más allá de los monumentos históricos, hay un par de museos que merece la pena visitar, como la Casa Lis, con su vasta colección de muñecas de porcelana, o el Museo de Historia de la Automoción, que reúne más de cien coches de varias épocas. Si no os importa ir un poco más lejos, también puedes visitar el Parque de Aventuras Vael Equipe, un parque temático con tirolinas y paintball a una hora en coche de Salamanca.
Nuestras tres mejores recomendaciones en Salamanca son: En la Parra, Vinodiario y Cuzco Bodega.
Situado frente al convento de San Esteban, En la Parra es un acogedor restaurante de solo seis mesas. Siéntate con un vaso de cava y pide el menú degustación, enfocado a los ingredientes ibéricos. El menú cambia cada estación, pero siempre incluye unos entrantes, un plato principal (carne y pescado), postre y café.
Si prefieres una comida más ligera, Vinodiario es tu mejor opción. Como su nombre indica, es un bar especializado en vinos, pero también sirven tapas. Hay una amplia gama de vinos, y el personal estará encantado de darte sus recomendaciones. En verano, puedes disfrutar de un sitio en la terraza mientras contemplas la Plaza de los Basilios.
Finalmente, Cuzco Bodega se trata de un pequeño bar de tapas cerca de la Plaza Mayor. No te vas a equivocar al pedir ninguna tapa aquí, pero te recomendamos la de queso de cabra con cebolla caramelizada o el solomillo de cerdo con salsa de setas. Acompáñalo con un vaso de vino o sangría.
El cerdo es una importante parte de la dieta en Salamanca, por lo que encontrarás tapas con chorizo, beicon y delicioso jamón ibérico. Cabrito asado y cochinillo son también platos típicos de la zona. En cuanto a los dulces, prueba el Bollo Maimón, o las galletas de mazapán.
Si estas planeando pasar la noche Salamanca, te recomendamos reservar una habitación en el Hotel Eurostars Las Claras o el Hotel Rector.
Solo a unos pasos de distancia de la Plaza Mayo, el hotel Eurostars Las Claras de 4 estrellas cuenta con 72 espaciosas habitaciones, algunas con vistas a la ciudad. El edificio tiene un moderno exterior hecho con piedra rosa brillante, famosa en Salamanca. Dentro, por otro lado, tiene una decoración clásica con cortinas en los dormitorios y baños de mármol. Los huéspedes pueden disfrutar de un desayuno y acceder al garaje privado pagando un extra.
También en el casco histórico, pero más cerca del rio, se encuentra el Hotel Rector. Este encantador lugar posee una entrada de estilo Neoclásico y ha sido considerado como uno de los mejores hoteles de Europa por Condé Nast Johansens. Una vez dentro, los huéspedes son recibidos por una acogedora sala de estar decorada con vidrieras y mobiliario de madera. Solo hay 13 habitaciones disponibles en este hotel, lo que lo hace más acogedor. Las suites disponen de bañeras, donde disfrutar de un relajante baño al final del día.
La primavera y el otoño son las épocas ideales para visitar Salamanca. Las temperaturas son relativamente suaves durante estas estaciones, lo que permite disfrutar al máximo de las plazas y jardines de la ciudad. El verano es la temporada alta, lo que significa que encontrarás muchos más turistas en las calles. El clima también es mucho más caluroso, con temperaturas que a menudo superan los 30ºC. Sin embargo, es el momento perfecto para asistir a festivales tradicionales como las Noches de Cultura y la Feria de Salamanca. Si no le importan las aglomeraciones y el calor, el verano es su estación. Las temperaturas descienden considerablemente en invierno, llegando a 0ºC en algunos meses. También hay muchas probabilidades de que llueva. Por eso es el momento perfecto para explorar los museos e iglesias de la ciudad.
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