Si eres un amante
del vino debes visitar el Valle del Duero en Portugal, ya que, establecida en
1756, se trata de una de las regiones vinícolas más antiguas de Se trata de una
de las regiones vinícolas más antiguas del mundo, y se encuentra a unas pocas
millas de Oporto.
Es el lugar de nacimiento del Vino de Oporto, y durante años fue transportado por el río Duero desde las fincas hasta las bodegas de Vila Nova de Gaia. Por aquel entonces, esto se hacía con barcos de madera conocidos como rabelos. Actualmente, estas embarcaciones se encuentran en el muelle de Oporto y se usan para llevar a los visitantes a recorrer el Valle del Duero.
Viajar en barco es una de las muchas maneras de llegar a esta maravillosa región, donde las vides crecen por las dramáticas y empinadas terrazas y teniendo el río a ambos lados.
También podéis coger el tren desde Oporto o ir en coche, que es lo que hicimos nosotros. Durante tres días, recorrimos las mejores fincas vinícolas, hicimos catas de deliciosos vinos y visitamos museos y pequeños pueblos, parando para ir disfrutando del increíble paisaje desde un punto de vista más local.
A continuación, encontraréis un itinerario de 3 días por el Valle del Duero, incluyendo consejos de qué hacer, cuando visitarlo y dónde alojarse. Y si vuestra idea es quedaros menos días, podéis adaptar este itinerario a vuestras necesidades.
Vila Real es un tranquilo pueblo universitario situado por encima del río Corgo. Si vais en coche desde Oporto, tardaréis una hora aproximadamente, pero también podéis coger un bus desde Campanhã. Las principales localizaciones de Vila Real son la montañosa sierra del Parque Natural do Alvão y Casa de Mateus, una espectacular mansión del Siglo XVIII rodeada de agradables jardines. El edificio es una obra maestra barroca atribuida a Nicolau Nasoni, el mismo arquitecto que trabajo en la Torre de los Clérigos en Oporto.
Hay una visita guiada que os llevará por el palacio y sus jardines, pasando por muchos sitios donde vale la pena hacer fotos, como el impresionante túnel de cipreses y el lago que refleja el palacio. Dentro, encontraréis techos de madera tallada, muebles antiguos, y una biblioteca que contiende una edición ilustrada del poema épico Os Lusíadas. También podréis realizar una cata de vinos, incluyendo Vinos de Oporto y del Duero, pero deberéis reservarlo con antelación.
Más cerca del centro encontraréis otras localizaciones destacables, como la Casa de Diogo Cão, Capela Nova y la Catedral de Vila Real.
Peso da Régua es un pueblo ribereño que se encuentra en el corazón del Valle del Duero. Durante el Siglo XVIII, este pueblo era la base del comercio del Vino de Oporto, donde los barriles se ponían en barcos de madera y eran llevados a Vila Nova de Gaia. Incluso actualmente, el vino del Alto Duero tiene que pasar por aquí antes de llegar a Oporto.
La mayoría de gente va a Régua para visitar el Museu do Douro, el cual se encuentra en una antigua bodega y explica la historia de la industria vinícola de la región del Duero. Aparte de la exhibición, también encontraréis una vinoteca dando al río y una tienda de regalos que vende botellas de vino y algunos artículos hechos a manos, como jabones y cerámicas.
Desde Régua, podéis hacer un viaje en barco por el río o incluso un pintoresco paseo en un tren de vapor que funciona entre junio y octubre.
Otro sitio que merece una visita es el Miradouro de São Leonardo da Galafura. Desde allí podréis admirar los exuberantes viñedos inclinados y el río Duero por debajo.
Lamego es una encantadora ciudad que se eleva en una colina en medio del Valle del Duero y que está repleta de monumentos históricos y algunas bodegas dedicadas al vino espumoso.
Cundo conduzcáis desde Régua hasta Lamego, podéis parar en Quinta de Santa Eufémia para una sesión de catas de vino. Esta finca, establecida en 1864, ha pertenecido a la misma familia durante siglos. Producen una selección de Vino del Duero y de Oporto y aún utilizan las técnicas tradicionales de la vinicultura.
Unas millas al oeste, hay otra finca rural llamada Quinta da Pacheca. Estos viñedos están plantados aquí desde el Siglo XVI, cuando esta zona pertenecía a una orden monástica. Después, se convirtió en parte de la región vitivinícola demarcada del Duero. Quinta da Pacheca produce una variedad de vinos que incluye Duero, Oporto y Moscatel.
Además de sus viñedos, también ofrece un hotel y un restaurante, convirtiendo este sitio en el idóneo para la pausa del almuerzo. Su menú cambia dependiendo de la temporada, pero siempre incluye un vaso de vino de Pacheca.
Después de comer, bajad hacia el Miradouro de São Domingos para darle otra ojeada al pintoresco paisaje del Valle del Duero, y seguid conduciendo hasta el centro de Lamego.
Una vez en el casco antiguo, empezad vuestro recorrido en la Catedral de Lamego. Aunque esta iglesia data del Siglo XII, la fueron renovando a lo largo de los años, así que muestra una mezcla de estilos arquitectónicos. El campanario es de estilo románico, la fachada es gótica, y su interior es mayoritariamente del Siglo XVIII. Una vez dentro, aseguraros de mirar hacia arriba y admirad sus techos llenos de frescos.
Desde la catedral podéis ir andando hacia el castillo medieval o dirigios hacia el Santuário de Nossa Senhora dos Remédios. Este último es la localización más famosa de Lamego, se trata de un increíble santuario barroco enmarcado en una sinuosa escalera. Si os sentís aventureros podéis subir las escaleras hasta arriba, parando para ver los paneles que hay en cada planta. También hay la posibilidad de conducir hasta la entrada. Esta iglesia es un importante sitio de peregrinación y atrae a muchos visitantes durante todo el año, especialmente en septiembre, durante las fiestas de Nossa Senhora dos Remédios.
Situadas en las afueras, encontraréis las Caves da Raposeira, uno de los mayores productores de vino espumoso en Lamego. Desde el martes hasta el sábado, podréis realizar una visita guiada por las bodegas, estas visitas se realizan prácticamente cada hora. Incluso si no realizáis la visita guiada, podéis ir a la tienda y comprar una botella.
Después de visitar Raposeira, seguid conduciendo hasta el Monasterio de São João de Tarouca. Construido alrededor de 1124, fue uno de los primeros monasterios cistercienses del país. En el Siglo XIX fue abandonado, así que poco queda del original. Aun así, vale la pena pasear por sus ruinas y entrar en la iglesia, uno de los pocos edificios que permaneció intacto. Dentro encontraréis paredes cubiertas de azulejos y pinturas religiosas adornadas con marcos dorados.
Continuad vuestra ruta yendo hacia Ucanha, un pequeño pueblo situado en la orilla del río Varosa. Es famoso por su puente medieval de piedra que data del Siglo XIV. Hay una torre pegada al puente que fue utilizada como obra de defensa, pero también como peaje. Este puente proporcionaba acceso al cercano Monasterio de Salzedas.
Cuando vayáis hacia el monasterio, encontraréis las Caves da Murganheira, las cuales han producido vinos espumosos desde 1947. Aquí las visitas guiadas duran unos 30 minutos y incluyen un recorrido por sus bodegas que parecen grutas y que almacenan botellas. Acabaréis con una cata de vinos. Pero recordad que las bodegas solo abren de martes a sábado.
El monasterio de Salzedas está mejor conservado que el de São João de Tarouca. Establecido en 1168, también formaba parte de la orden cisterciense en Portugal, pero fue restaurado en el Siglo XVIII. Actualmente, la iglesia, con su sorprendente fachada barroca, sobresale de entre las casas del pueblo. Su interior es algo más modesto, con techos blancos abovedados y un pequeño altar. Al lado de la iglesia están los claustros, algunos de los cuales se han quedado sin techo en la actualidad.
Situado entre los inclinados viñedos y con el río a sus pies, Pinhão es el lugar perfecto para explorar el Valle del Duero. Algunos de los mejores Vinos de Oporto vienen de esta región, y encontraréis docenas de bodegas donde podréis probarlo. Incluso si no tenéis coche, podréis llegar en barco o en tren.
La estación de tren de Pinhão merece una visita propia. Construida durante el Siglo XIX, es una de las estaciones más bonitas de Portugal. Sus paredes están decoradas con azulejos pintados a mano que representan el recorrido del Vino de Oporto: desde la vendimia hasta su almacenaje en las bodegas de Vila Nova de Gaia.
Después de visitar la estación, os recomendamos subir al crucero por el Duero. Podéis montar en los Barcos Rabelo, unos barcos tradicionales que antiguamente transportaban los barriles de vino o podéis reservar un barco de vela privado para conseguir una experiencia más exclusiva. El viaje suele durar unas dos horas y normalmente incluye una copa de vino.
Una vez volváis a pisar tierra, podéis hacer un recorrido por las bodegas. La mejores cerca de Pinhão son Quinta do Bomfim, Quinta da Roêda, Quinta do Castro, Quinta do Pôpa y Quinta do Tedo.
Quinta do Bomfim es la más cercana al pueblo, se puede ir andando desde la estación de tren de Pinhão. Lo lleva la familia Symington, quien también es dueña de Graham’s Lodge en Gaia. La finca tiene los viñedos, una bodega y un pequeño museo que explica la historia de esta propiedad y sus vinos. Pasead por sus viñedos y disfrutad de las vistas al río con una copa de vino en la terraza.
Para una auténtica experiencia en los viñedos, visitad Quinta da Roêda – la famosa propiedad da Croft en Pinhão.
Un poco más al oeste encontraréis Quinta do Castro, una finca centenaria que produce vinos del Duero y de Oporto, además de aceita de oliva. Su recorrido os llevará por sus viñedos y bodegas, pasando por un laboratorio donde se mide la calidad del vino. Acaba con una cata de vinos, que normalmente incluye vino blanco, tinto y Oporto vintage.
En la orilla sur del río encontraréis Quinta do Pôpa y Quinta do Tedo. Quinta do Pôpa es una bodega familiar que produce vinos del Duero. Ofrece recorridos para grupos pequeños y así lo hacen algo más personalizado.
Quinta do Tedo es una pequeña bodega que ofrece rutas y catas. Durante vuestra visita podréis ver los viñedos y los olivos y probar muestras de sus vinos.
Si solo tenéis tiempo para visitar algunas fincas, os recomendamos Quinta do Bonfim, Quinta da Roêda, y Quinta do Pôpa. De esta manera podréis ver pequeñas y grandes bodegas.
Después de comer, conducid hasta Miradouro de Casal de Loivos. Es uno de los mejores miradores de la región, y ofrece unas vistas espectaculares de los montañosos viñedos y del río fluyendo entre ellos. Para llegar hasta allí, seguid la carretera desde Pinhão hacia Alijó y continuad subiendo hasta que os encontréis una plataforma con bancos de madera.
Continuad vuestro viaje hacia el norte para visitar Adega de Favaios. Esta bodega es famosa por su moscatel, un vino dulce fortificado hecho de uvas de moscatel. Podéis reservar una visita guiada para aprender más sobre el proceso de la elaboración de este vino y probarlo directamente desde su origen. Si os gusta, podéis comprar una botella en su tienda.
Para acabar el día, dirigiros a Provesende, un pequeño pueblo en lo alto de una montaña situado en medio del Valle del Duero. Hay un sinuoso camino hasta arriba, pero las vistas valen la pena. Una vez allí, dad una vuelta por sus estrechas callejuelas, y mientras paseáis, observad sus antiguas casas señoriales. Aseguraos que paráis en Morgadio da Calçada, una mansión del Siglo XVII que ahora es un hotel y una sala de catas donde podréis tomar una copa de Vino de Oporto. Aparte de estas casas, también hay algunas localizaciones históricas en Provesende, como la picota, una iglesia barroca y una fuente del Siglo XVIII. Cerca de la fuente hay una panadería tradicional con un horno de leña que ha estado abierta desde 1940.
São João da Pesqueira es un tranquilo pueblo situado a la orilla del río Duero. Su nombre viene del lago que había aquí en el pasado, que estaba a rebosar de pescado, así que los locales lo llamaban “pesqueira”, que significa zona de pesca en portugués. Este pueblo tiene algunos lugares históricos, como la Torre do Relógio y la Capela da Misericórdia, con su increíble fachada de mosaicos. También hay un museo de vino, donde se explica la historia del Vino de Oporto, y que tiene una tienda de vinos. Pero la mayor atracción es el Miradouro de São Salvado do Mundo. Desde ahí podréis contemplar los viñedos que rodean el río por ambos lados. Alrededor del mirador, hay algunas pequeñas capillas, la mayoría datan del Siglo XVI.
Después de contemplar las vistas en São João da Pesqueira, continuad hacia el este, a Vila Nova de Foz Côa. Poca gente había escuchado hablar de este pueblo hasta que, en los noventa, unos investigadores descubrieron una serie de arte rupestre paleolítico. Actualmente, estos emplazamientos se pueden ver alrededor del Parque Arqueológico Vale do Côa, en una visita guiada en vehículos todo terreno. En este parque también hay el Museu do Coa, un moderno museo que alberga exhibiciones sobre el arte rupestre del Paleolítico.
Solo queda un sitio que debéis visitar en el Valle del Duero, y ese es Mirada de Duero. Esta antigua ciudad se encuentra en la frontera entre Portugal y España. Su privilegiada localización la ha hecho una importante fortaleza a la hora de defenderse de los ataques vecinos durante los siglos. Actualmente, y como recordatorio de esas batallas, encontraréis un castillo en ruinas sobre la ciudad. Cuando lleguéis a Miranda de Duero, tomaros un tiempo para pasear por la ciudad, pasando por el castillo y por su imponente iglesia, construida en el Siglo XVI.
Miranda de Duero es también conocida por sus tradiciones folclóricas, como Pauliteiros de Miranda, un animado baile de raíces celtas. Además, algunos locales hablan “mirandês”, un idioma que parece mezclar el portugués con el español y el francés.
Después de explorar la ciudad, subid al Crucero Ambiental Arribes, un crucero que os llevará por el río Duero, con Miranda de Duero por un lado y la ciudad española de Zamora por el otro. El trayecto dura alrededor de una hora y normalmente acaba con una cata de Vino de Oporto.
Aunque es reconocido por sus bodegas, aquí también encontrarás numerosas actividades para hacer en familia. Algunas zonas, como Quinta do Popa, poseen zonas infantiles, mientras que otras cuentan con grandes jardines donde los niños podrán jugar libremente, como Quinta da Pacheca.
Los niños podrán disfrutar de un tour en barco. Muchos de los tours incluso ofrecen comida. O del mismo modo, también podéis usar el tren histórico de Oporto, que funciona de julio a octubre. El viaje incluye una parada en Pinhao y Tua. También hay empresas que organizan rutas en bicicleta a través del valle.
Los niños pueden visitar los museos y aprender de la historia vinícola del país. En verano podrás disfrutar de playas, como Praia Fluvial da Congida, Praia Fluvial da Foz do Sabor o Praia Fluvial da Lomba. Todas ellas cuentan con zonas de picnic y cafeterías.
El vino de Oporto puede venir del Valle del Duero, pero ese no es el único vino que podréis probar aquí. Hay una amplia variedad de vinos de mesa elaborados en el Duero, incluyendo vino tinto, blanco y rosado. Esta región también produce Moscatel, un vino dulce fortificado hecho de uvas de moscatel.
Hay dos tipos de clasificaciones de vino del Duero. El Douro DOC, que se produce en áreas controladas y de mayor calidad, y el Duriense VR, un vino regional con una clasificación más baja y con una producción menos restringida. Podréis ver ambas referencias en las etiquetas de las botellas de vino.
Si hablamos de Vino de Oporto, las opciones son infinitas. Esencialmente, hay cuatro tipos de Oporto: Oporto blanco, Oporto rosado, Oporto Tawny y Oporto Ruby. El Oporto blanco es afrutado y con un color más claro, el Oporto rosado es también afrutado, pero con unos toques de caramelo, mientras que el Oporto Tawny y el Ruby son más oscuros y con más sabor a nuez. El Oporto Tawny es envejecido durante al menos dos años, y el Ruby normalmente se bebe joven.
Aunque podéis hacer algunos viajes desde Oporto hasta el Valle del Duero, para aprovechar al máximo esta región, deberíais quedaros un par de noches. Con el aumento del turismo, la mayoría de las fincas dedicadas al vino han empezado a ofrecer alojamientos, así es más fácil combinar la visita con un recorrido por los viñedos. Debajo encontraréis algunas recomendaciones de sitios dónde quedaros en el Valle del Duero:
Quinta da Pacheca (Lamego) – Este hotel en Quinta da Pacheca, situado en una antigua casa de campo del Siglo XVIII, ofrece 15 habitaciones, todas con diseños diferentes. Aquí podréis dormir dentro de un barril de vino gigante con vistas a los viñedos.
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El mejor momento para visitar el Valle del Duero es durante la primavera o el final del verano. En primavera, las colinas se embellecen con los frondosos y verdes viñedos y los almendros rosados. Septiembre marca el comienzo de la temporada de cosecha, y muchas bodegas os permitirán participar en este proceso. Estas experiencias incluyen recoger las uvas y aplastarlas con los pies, siguiendo el método tradicional para la elaboración del vino. También es una buena temporada para caminar o ir en bici, ya que las temperaturas habrán bajado. Julio y agosto suelen tener temperaturas alrededor de los 30ºC, así que a veces hace demasiado calor para pasear. Cuando llega el otoño, las laderas se vuelven doradas y quedan perfectas en cámara. Los viñedos están abiertos durante todo el año, así que da igual cuando vayáis que siempre podréis contar con una cata de vinos.
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