Como capital de La Rioja, Logroño es el punto de partida perfecto para explorar esta maravillosa región vinícola. Muchos visitantes se detienen aquí en su camino a Santiago de Compostela, pero merece la pena pasar un día en Logroño para descubrir sus pintorescas plazas e iglesias históricas. Más allá de estos hitos, la ciudad también es famosa por su gastronomía, con bares de pintxos que te esperan en cada esquina. Nuestra guía incluye las mejores cosas que hacer en Logroño, incluyendo consejos sobre dónde comer y dónde alojarse.
Nuestra guía incluye las mejores cosas que hacer en Logroño, incluyendo consejos sobre dónde comer y dónde alojarse.
La mayoría de la gente viene a La Rioja para probar su vino, así que ¿por qué no empezar la visita a Logroño con una cata de vinos? En el campo, en los alrededores de la ciudad, encontrarás muchas bodegas que organizan visitas a las mismas. Marqués de Murrieta, Bodegas Campo Viejo, Bodegas Ontañón y Bodegas Olarra merecen una visita.
Sin embargo, si quieres quedarte un poco más cerca del centro de la ciudad, también están las Bodegas Franco Españolas.
Después de visitar una o dos bodegas, es hora de explorar los lugares emblemáticos de la ciudad. Varios puentes cruzan el río Ebro en Logroño, pero los más emblemáticos son el Puente de Piedra y el Puente de Hierro. Si atraviesas cualquiera de ellos, llegarás al centro histórico de la ciudad.
En el corazón del casco antiguo se encuentra la Iglesia de Santa María de Palacio. Debe su nombre a su ubicación, en el emplazamiento de un antiguo palacio donado por Alfonso VII de Castilla. Fundada en el siglo XI, la iglesia fue ampliada en el siglo XVI. Tiene tres naves con capillas abaciales y un retablo de Arnao de Bruselas, pero es la torre de estilo gótico del exterior la que destaca con su forma piramidal. Cerca de la iglesia hay un edificio rosa que alberga el Centro de la Cultura del Rioja, un centro cultural que promueve el patrimonio vinícola de la Rioja.
La siguiente parada es la Iglesia de San Bartolomé. Se trata de una de las iglesias más antiguas de Logroño, que data del siglo XII. Al pasar por ella, es inevitable fijarse en su llamativa fachada con intrincadas tallas de piedra. Otro elemento destacable es el campanario. En su día formó parte de la antigua muralla y ahora sirve de mirador. Los visitantes pueden subir a la cima y disfrutar de las vistas panorámicas de Logroño.
La Catedral de Logroño puede ser más reciente que el resto de iglesias de la ciudad, pero es tan impresionante como el resto. La construcción de la Catedral de Santa María de la Redonda comenzó en el siglo XV, pero no se terminó hasta el siglo XVIII. Sus torres, conocidas como "las gemelas", y el opulento retablo del interior son un buen ejemplo de la arquitectura barroca en la región de La Rioja. Fíjate en el cuadro de Cristo en la Cruz, detrás del altar, atribuido a Miguel Ángel.
La última iglesia de este recorrido por Logroño es la Iglesia de Santiago el Real. Fundada en 1513, fue punto de reunión del Consejo Municipal y en su interior se guardaban muchos documentos importantes. La fachada exterior es un añadido posterior del siglo XVII y sigue el diseño de un arco de triunfo. Presenta dos esculturas del apóstol Santiago, una de ellas vestida de peregrino y la otra de guerrero.
A pocos pasos de la Iglesia de Santiago el Real, se encuentra el Cubo del Revellín. Estos muros de piedra, que datan del siglo XVI, formaban parte de una fortaleza que protegía la ciudad contra el ejército franco-navarro.
Desde El Cubo, sigue caminando hacia el Museo de la Rioja. Ubicado en un palacio del siglo XVIII, este museo muestra piezas históricas descubiertas en toda la región de La Rioja. La colección está dividida en varias secciones, desde la prehistoria hasta la época romana y la actualidad. Destacan las tallas de piedra celtibéricas, la estatuaria romana y las pinturas del siglo XIX.
Después de visitar el museo, disfruta de un paseo por el Parque del Espolón. El nombre real de este parque del siglo XIX es Paseo del Príncipe de Vergara, pero recibió el apodo de Espolón por su parecido con un paseo del mismo nombre en Burgos. En el centro hay una estatua del general Espartero a caballo.
Para terminar tu día en Logroño, asegúrate de parar a tomar unas tapas en la calle Laurel. La mayoría de las ciudades españolas tienen una carta con múltiples tapas, pero muchos bares de Logroño suelen estar especializados en un solo producto. También puedes encontrar aquí algunos lugares que ofrecen pintxos vascos. Algunos de los mejores bares de tapas de Logroño son el Bar Soriano, el Bar El Cid y la Bodeguilla Los Rotos. Pero no te quedes en un solo sitio; en su lugar, ve de bar en bar y prueba un par de platos diferentes.
Logroño es una ciudad pequeña, por lo que es fácil de explorar a pie. Los niños disfrutarán paseando por el casco antiguo y subiendo a la torre de la iglesia de San Bartolomé. Otra atracción para toda la familia es la Casa de las Ciencias, un museo dedicado a la ciencia con multitud de exposiciones interactivas y divertidos talleres semanales. Más allá, hay otras actividades que se pueden realizar, como ir en bicicleta por la Vía Verde del Oja o interactuar con los animales en el Zoológico de Rioja Natura Park.
La cata de vinos es sólo para adultos, pero hay otras actividades que puedes disfrutar con tus hijos mientras visitas la región de La Rioja, como la vendimia y el pisado de la uva. Puedes reservar este tipo de experiencias con Riojatrek.
La Rioja es una región de vinos, pero también de excelente comida. En Logroño, casi todos los bares tienen su propia especialidad. Puede ser un pequeño plato de champiñones rociados con mantequilla de ajo o pasteles de pescado de centollo. Además, la ciudad está muy cerca del País Vasco, por lo que también es frecuente encontrar pintxos vascos en el menú. A continuación, algunos de los mejores lugares para comer en Logroño:
La mejor época para visitar Logroño es entre junio y septiembre. Son los mejores meses para disfrutar de temperaturas suaves y evitar las lluvias. Agosto tiene la temperatura media más alta, alrededor de 28ºC. En septiembre las temperaturas empiezan a bajar, pero es el mejor momento para venir si se quiere asistir a la Fiesta de la Vendimia de Rioja. Si la visita es en invierno, también puedes combinarla con una excursión a la cordillera Cantábrica.
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