Las raíces de Portugal están en Guimarães. Es aquí donde nació el primer rey del país y, antes que Lisboa la sustituyera, fue su primera capital.
Si paseáis actualmente por la ciudad, no podréis evitar sumergiros en su historia. Desde las ruinas de una tribu celtibérica hasta un castillo medieval muy bien conservado y numerosas iglesias, Guimarães se ha ganado su título de Patrimonio de la Humanidad.
Sus mayores encantos históricos son: el paisaje natural de la montaña da Penha y una animada escena cultural influenciada por su población de jóvenes estudiantes.
Si os estáis preguntando qué hacer en Guimarães, aquí debajo encontraréis un recorrido de un día que incluye recomendaciones de dónde comer y dónde alojarse.
Antes de llegar al centro de Guimarães, vale la pena desviarse y visitar Citânia de Briteiros, situado unas millas al norte de la ciudad. Ubicado en el campo, este yacimiento arqueológico tiene raíces celtas y data del Siglo I A.C. Encontraréis muros de defensa y barracas de piedra por todo el yacimiento, formando una villa fortificada conocida como citânia. Entre las ruinas hay dos barracas (castros) reconstruidas que revelan como vivía la gente en esa época. También vale la pena mencionar Pedra Formosa, un monolito esculpido que pertenece a unos antiguos baños públicos.
¿Dónde mejor que empezar vuestro recorrido por Guimarães que en su imponente castillo medieval? Originalmente construido alrededor del Siglo X, es considerado la cuna de la nación, y se cree que fue el palacio donde nació el primer rey de Portugal. El castillo fue abandonado por un tiempo, pero afortunadamente fue reconstruido en su máximo esplendor. Sus cuadradas torres, que una vez protegieron la ciudad de sus invasores, actualmente ofrecen unas vistas espectaculares de la ciudad y de la montaña da Penha. Pasead por sus murallas y después subid a sus torres para unas vistas aún mejores.
No muy lejos del castillo encontraréis el Palacio de los Duques de Braganza. Este palacio del Siglo XV destaca por sus torres almenadas y sus chimeneas de ladrillo sobresaliendo del tejado. Afonso (Conde de Barcelos) fue el primer Duque de Braganza, y su familia residió allí durante muchos años, antes de mudarse a Vila Viçosa. El palacio fue restaurado durante el Siglo XX, cuando era la residencia del presidente Salazar. Actualmente, los visitantes pueden pasear por su interior y admirar la gran colección de tapices, cerámicas, y armas medievales.
Cuando bajéis de la montaña, desviaos y seguid la Rua da Santa Maria, una de las calles más antiguas de Guimarães. En ambos lados de la calle encontraréis una serie de edificios históricos que datan de los Siglos XII y XIII. Esta estrecha calle fue inicialmente creada para conectar el castillo, situado en la zona alta del pueblo, con un convento fundado por la condesa Mumadona Dias, en la parte baja del pueblo.
Largo da Oliveira es el corazón del casco antiguo de la ciudad y un animado punto de encuentro para los locales. Toma su nombre del olivo (oliveira en portugués) que crece en esta plaza. Cuando lleguéis a Largo da Oliveira veréis que sobresalen dos monumentos: la Igreja de Nossa Senhora da Oliveira y Padrão do Salado. La Iglesia de Nossa Senhora da Oliveira, establecida durante el Siglo XII, os atraerá con su imponente campanario que se levanta en medio de la plaza. En frente de la iglesia encontraréis el infame Padrão do Salado, un santuario gótico construido para celebrar la victoria de Portugal contra los Moros durante la batalla del Salado. Después de visitar la iglesia, podéis tomar algo en alguna de las muchas cafeterías que hay alrededor de la plaza.
Otra plaza que merece una visita es Largo do Toural. Contrastando con el centro medieval de la ciudad, en Largo do Toural os encontraréis rodeados de edificios del Siglo XVIII. Pasead por la plaza y mirad hacia arriba para admirar las coloridas fachadas. Cerca tenéis una de las localizaciones más famosas de Guimarães, una antigua torre medieval que tiene escrito, en letras negritas “Aquí nasceu Portugal” que significa Portugal nació aquí.
Acabad la mañana con una visita en el Museu Martins Sarmento. Establecido en 1881, muestra una colección de artículos arqueológicos, incluyendo columnas romanas y piedras talladas celtibéricas llevadas desde Citânia de Briteiros por el arqueólogo Martins Sarmento. Situado dentro de un convento del Siglo XIV, el museo tiene la mayoría de artefactos expuestos en sus preciosos claustros.
Solo a unos pasos del centro de la ciudad, encontraréis el Palácio Vila Flor. Este palacio del Siglo XVIII fue creado para el aristócrata local Tadeu Luís Fonseca, pero actualmente forma parte de un centro cultural que abre ocasionalmente para exhibiciones de arte. Aun así, vale la pena llegar hasta aquí para admirar la fachada barroca del palacio, decorada con estatuas de reyes portugueses, y pasear por sus preciosos jardines. Pegado al palacio encontraréis el Centro Cultural Vila Flor, un edificio moderno fundado en 2005 que acoge muchos de los eventos culturales de la ciudad.
Después de pasear por los jardines, dirigiros hacia la Igreja de São Francisco. Aunque fue establecida en el Siglo XIII, esta iglesia combina una mezcla de estilos arquitectónicos, desde gótico hasta barroco. No podréis evitar observar los mosaicos azules y blancos que decoran las paredes exteriores, pero también vale la pena entrar para admirar su increíble altar dorado.
Cerca de la iglesia encontraréis Tanques de Couros, un área con pequeñas piletas de curtido que rememoran la antigua industria del cuero de la ciudad.
Largo República do Brasil es el sitio ideal para hacer fotos en Guimarães. Si os ponéis en el borde de esta plaza, podréis admirar los coloridos jardines que os llevarán hasta la Igreja de Nossa Senhora da Consolação, una obra maestra barroca acabada en 1785. Justo detrás de la iglesia se encuentran las colinas boscosas de Penha.
Antes de iros de Guimarães, debéis visitar Serra da Penha, una montaña que destaca sobre la ciudad. Podéis conducir hasta allí o subir en el teleférico que sale desde Rua Aristides Sousa Mendes. El trayecto os llevará solo unos minutos, pero se trata de uno memorable, ya que subiréis cuidadosamente por encima de los árboles, hacia la cima de la montaña.
A unos 600 metros de altura, esta montaña os ofrecerá unas increíbles vistas de Guimarães. La primera cosa que veréis cuando lleguéis es el Santuario de Penha. Construido durante los años 30, destaca por su exterior de estilo Art Deco y sigue siendo un sitio popular de peregrinación.
Dispersas por los bosques, encontraréis piedras de granito, cuevas ocultas y un par de cafeterías y restaurantes. Otras instalaciones incluyen un centro de equitación, minigolf y un recinto de camping.
Guimaraes es el destino perfecto para unas vacaciones en familia. Su centro histórico es lo bastante pequeño para recorrerlo a pie, y además, hay muchos monumentos que poder visitar como el castillo y el Palacio de los Duques de Braganza. A los niños también les encantará subir en teleférico a la montaña de la Penha. Allí encontrarán una serie de atracciones, como minigolf, pistas para bicicletas y un minitren. También puede dirigirse al Parque da Cidade, un gran parque a las afueras de la ciudad que cuenta con un parque infantil y mucho espacio para hacer un picnic. En invierno, puede ver una película en el Centro Comercial Guimarães. La mayoría de las películas infantiles de Portugal se proyectan en portugués y en versión original.
Nuestros restaurantes favoritos de Guimarães son: A Cozinha, Taberna Trovador, Resvés y Le Babachris.
Al pasar Largo do Serralho en el casco histórico, A Cozinha es el único restaurante estrella Michelín de la ciudad. El Chef António Loureiro se encarga de menú, con ingredientes locales y sostenibles, muchos de ellos provienen del propio huerto del restaurante.
Cerca de Igreja de Sao Francisco se encuentra la Taberna Trovador. Esta taberna ofrece una gran variedad de platos tradicionales. Entre las recomendaciones se incluyen mollejas de pollo, carrilleras de cerdo y arroz con tomate.
Resvés es un elegante restaurante situado en el centro histórico. Aquí podréis probar una gran variedad de platos, desde gyozas de cerdo hasta gambas al ajillo y filete de Black Angus, todo acompañado de una copa de vino. Vale la pena reservar mesa con antelación para así garantizaros el sitio.
Por último, pero no menos importante, Le Babachris, un restaurante contemporáneo dirigido por el chef francés Christian Rullán. El menú cambia cada semana, pero siempre se centra en ingredientes frescos y de temporada. La comida incluye entrantes, plato principal y postre, y la cena es más un menú de degustación con unos cuatro o seis platos para probar.
Si estáis pensando en quedaros a dormir en Guimarães, os recomendamos que os alojéis en el Hotel da Oliveira o en Pousada Mosteiro de Guimarães.
La mejor época para visitar Guimaraes es entre abril y septiembre. Durante esta época, podrás asistir a muchas de las fiestas tradicionales de la ciudad y además, disfrutar del clima cálido. En primavera suele haber menos turismo, pero el verano suele acoger a una gran cantidad de ellos. Las temperaturas siguen siendo agradables en otoño, pero en invierno pueden bajar hasta los 5ºC. También llueve mucho más en esta época, por lo que es mejor realizar actividades de interior, como visitar los museos e iglesias de la ciudad. Si viene a principios de diciembre, también podrá disfrutar del resto de las Fiestas Nicolinas.
Conócenos
Pregúntanos