Hay muchas razones para visitar Madrid. Algunos vienen por sus estelares museos de arte. Otros no se cansan de las deliciosas tapas y las fiestas continuas. Madrid es una ciudad llena de vida, y se nota desde que se llega. Cada día, las multitudes se reúnen en torno a sus plazas y avenidas para tomar una copa a última hora o captar una improvisada actuación de flamenco.
Tanto el Prado como el Reina Sofía atraen a apasionados del arte de todo el mundo, con clásicos de maestros españoles como Goya y Picasso. Pero la capital española tiene mucho más que ofrecer: una impresionante catedral, un palacio real y encantadores espacios verdes como los jardines de Sabatini o el Parque del Retiro.
Nuestro itinerario de 4 días incluye las mejores actividades que hacer en Madrid. Más allá de los lugares emblemáticos, ofrecemos una exploración de los auténticos barrios españoles, los mercados locales y los mejores lugares para ver la puesta de sol en la ciudad.
Al llegar a Madrid, una visita a la Plaza Mayor es indispensable. Se trata de la plaza central de la ciudad, datada del siglo XVII. En medio del laberinto de calles estrechas, la Plaza Mayor destaca por su monumentalidad y su animado ambiente. A lo largo de los años, ha sido el escenario de numerosos acontecimientos, como corridas de toros, procesiones e incluso ejecuciones durante los días de la Inquisición española. Hoy en día, el ambiente es más alegre, con tiendas y restaurantes que ocupan las arcadas y mercados navideños que toman el relevo en invierno. Las cafeterías pueden ser un poco caras, pero merece la pena ir para ver los llamativos edificios rojos y las fachadas con frescos.
Desde la plaza, siguiendo Calle Mayor, se llega a la Catedral de la Almudena. El edificio encaja perfectamente con el estilo clásico del Palacio Real justo al lado. El interior es un poco más modesto, con algunos toques de color en el altar y el techo. Se empezó a construir en 1879, pero no se terminó hasta 1992, de ahí su aspecto moderno. Después de recorrer la iglesia, se puede visitar el museo que da acceso a la cúpula, desde la cual se puede disfrutar de una impresionante vista del palacio y de otros monumentos emblemáticos de la ciudad.
En el corazón de Madrid, se encuentra el mayor palacio real de Europa. Este imponente edificio barroco fue la residencia oficial de la familia real desde su fundación en 1735. La familia sigue utilizándolo para ceremonias, pero desde entonces se ha trasladado a un lugar más discreto en el Palacio de la Zarzuela. Actualmente, el Palacio Real está abierto al público, pero es tan grande que sólo se abren algunas salas a la vez. Se puede visitar con una visita guiada o ir a su propio ritmo. En cualquier de los dos casos, se puede disfrutar de una amplia colección de pinturas de Goya, relojes y violines Stradivarius utilizados a menudo para conciertos. También destacan el Salón del Trono, con sus paredes de terciopelo rojo y su techo de frescos, y el Salón Gasparini, con su fastuosa decoración rococó. Alrededor del lado norte del palacio se encuentran los Jardines de Sabatini. Fernando García Mercadal diseñó este oasis verde, salpicado de fuentes y estatuas de reyes españoles. Durante un tiempo, los jardines sólo eran accesibles para la familia real, pero desde 1978 todo el mundo puede visitarlos.
Esta pintoresca plaza se encuentra entre el palacio y el Teatro Real, la emblemática ópera de la ciudad. El arquitecto Narciso Pascual Colomer diseñó la Plaza de Oriente en 1844 siguiendo las órdenes del rey José I. Antaño ocupada por casas medievales, la plaza alberga ahora cuidados jardines y una muestra de esculturas de mármol. En el centro de la plaza hay una estatua de bronce del rey Felipe IV a caballo inspirada en un cuadro de Velázquez.
Después de la Plaza de Oriente, nos dirigimos al Templo de Debod, un templo egipcio que data del siglo II a.C. y proviene de la antigua ciudad de Meroë. Fue regalado a España como agradecimiento por su ayuda para salvar los templos de Abu Simbel. Siguiendo nuestro recorrido, se llega justo a tiempo para ver la pueste de sol y ser testigo de un impresionante reflejo en el pequeño estanque que rodea el templo. El parque de al lado también es una ubicación popular para picnics y clases de deporte.
Volvemos al centro para ver un espectáculo en el Teatro Real. El teatro existe desde 1708, pero el edificio actual se inauguró en 1850. La estructura neoclásica actual es el resultado de una serie de renovaciones que tuvieron lugar en la década de 1990. El teatro acoge principalmente óperas, pero también se pueden ver espectáculos de danza, conciertos e incluso flamenco. Antes de ir, recomendamos consultar el programa para no perderse nada.
El segundo día lo dedicaremos a explorar los museos de arte madrileños emblemáticos. Empezamos con el Museo Reina Sofía, famoso por su colección de arte contemporáneo. Destacamos el Guernica junto con sus bocetos preparatorios. Además de esta obra maestra, también alberga obras de Joan Miró y Salvador Dalí. La colección abarca desde el cubismo hasta el surrealismo y el arte pop. Se centra en artistas españoles, pero hay algunas excepciones, como Francis Bacon, Max Ernst o Georges Braque.
Con una colección de más de 7.000 cuadros, el Museo del Prado se encuentra entre los mejores museos de arte del mundo. En contraste con el Reina Sofía, el Prado alberga piezas más antiguas: Velázquez, Goya y otros maestros europeos, clásicos que llegan a un tal número que se puede pasar aquí una mañana entera admirándolos. Ocupando un antiguo palacio, el museo abrió sus puertas por primera vez en 1819 con una pequeña muestra de pinturas españolas en poder de la familia real. En la actualidad, hay secciones para maestros franceses, británicos, alemanes y flamencos, entre otros. Los planos disponibles en taquillas ayudan a no perderse nada de lo más destacado. Entre ellos, están el Tres de mayo de Goya y Las Meninas de Velázquez. Otros artistas famosos expuestos son Rembrandt, Rafael y Hieronymus Bosch. Además de la colección permanente, el Museo del Prado alberga exposiciones temporales en el Edificio Jerónimos, donde también encontrará una librería y una cafetería.
Después de recorrer los museos, continuamos con el Parque del Buen Retiro, también conocido como El Retiro. Este gran parque fue un refugio privado de la realeza y se abrió al público a finales del siglo XIX. Dentro del parque, se pueden admirar las fuentes, los miradores y las estatuas de intelectuales españoles. También hay dos palacios que ahora se utilizan como espacios de exposición: el Palacio de Cristal, un llamativo edificio de cristal y hierro enclavado entre los árboles, y el Palacio Velázquez, con su fachada neoclásica de ladrillo rojo. Se puede escoger entre visitar las galerías, dar un paseo en barca por el lago artificial o, simplemente, relajarse en el césped con un libro.
Justo en frente del parque, se encuentra la Puerta de Alcalá. Esta gran puerta era la entrada principal a la ciudad, todo el que llegaba a Madrid tenía que pasar por aquí cuando la ciudad estaba amurallada. La primera Puerta de Alcalá se erigió aquí en 1599, pero la que se ve hoy data de 1764.
Desde la Puerta de Alcalá, se puede ir caminando hasta la Plaza de Cibeles, una imponente plaza que destaca por los edificios neoclásicos que la rodean. La principal atracción es el Palacio de Cibeles, sede del Ayuntamiento, un restaurante de alta cocina y un centro cultural con un fantástico mirador de 360º. Otros lugares de interés son el Palacio de Linares y el Banco de España.
Siguiendo la calle de Alcalá, se halla la bulliciosa Gran Vía. Este es el gran bulevar de Madrid, flanqueado por edificios de la belle-époque que albergan oficinas, tiendas y hoteles. Entre las estructuras más impresionantes se encuentra el Edificio Metrópolis, con su llamativa estatua alada de la victoria. También merece la pena ver el Edificio Carrión, el Edificio Grassy y el Edificio Telefónica.
Un poco más allá de la Gran Vía se encuentra el Círculo de Bellas Artes, una asociación cultural que acoge exposiciones, conciertos y proyecciones de películas durante todo el año. Sin embargo, es el bar de la azotea el que más visitantes atrae. Se puede subir en ascensor hasta la séptima planta para unas impresionantes vistas de la ciudad. El precio de la entrada incluye el acceso a las exposiciones y a la azotea, así que es mejor llegar pronto para aprovecharlo al máximo. En verano son habituales las colas largas.
La Puerta del Sol es el punto de encuentro central de la ciudad. Antes de salir por la noche, muchos se reúnen en torno a la estatua del oso y el madroño, un icono de Madrid. Varias líneas de transporte pasan por aquí, por lo que la zona está siempre muy concurrida. En Nochevieja, los madrileños se dirigen aquí para escuchar las campanadas de medianoche frente a la Casa de Correos.
Nuestro recorrido por Madrid continúa en el Paseo de la Infanta Isabel, donde se puede ver el Palacio del Fomento. Erigido en el siglo XIX, este impresionante palacio es ahora la sede del Ministerio de Agricultura. Con sus brillantes columnas blancas y las esculturas de bronce que se elevan sobre el tejado, se ha convertido en una de las joyas arquitectónicas de la ciudad.
La siguiente parada es el CaixaForum. Esta moderna galería de arte atrae a los visitantes con su exuberante jardín vertical. En su interior, se encuentran una librería, una cafetería y una amplia zona de exposiciones que muestran desde fotografía hasta exhibiciones multimedia. El edificio ocupa una antigua central eléctrica, pero ha sido completamente renovado, siguiendo un diseño de los arquitectos suizos Herzog & De Meuron.
Justo en frente del CaixaForum se encuentra la entrada al Jardín Botánico de Madrid. Este tranquilo oasis verde alberga más de 5.000 especies vegetales repartidas entre el exterior y el invernadero. El jardín original estaba situado cerca de la Huerta de Migas Calientes, pero se trasladó a su lugar actual en 1781. A parte de las plantas vivas, se pueden visitar un herbario considerable y una biblioteca con una serie de libros y dibujos botánicos.
Tercer miembro del famoso Triángulo del Arte, después del Prado y el Reina Sofía, el Museo Thyssen- Bornemisza es una visita obligatoria. Este alberga una colección de arte iniciada por el barón Heinrich Thyssen-Bornemisza que fue completada posteriormente por su familia. En la actualidad, cuenta con unos 1000 cuadros e incluye a artistas como Degas, Renoir, Van Gogh y Dalí. Puede que el Thyssen sea más pequeño que los otros museos, pero aun así ofrece una amplia gama de estilos, desde el siglo XIII hasta el XX. La visita cronológica empieza en la planta superior y va hacia abajo.
Desde el museo, recomendamos disfrutar de un paseo tranquilo hasta el Mercado San Miguel. Fundado en 1916, es uno de los mercados más antiguos de Madrid. Más allá de sus paredes de cristal se encuentra un animado mercado gourmet con una serie de puestos de comida dirigidos por chefs locales e internacionales, donde se puede degustar desde tapas hasta mariscos frescos y arroces. No hay que perderse las deliciosas tortillas de Picolisto, los pinchos de pescado de La Casa del Bacalao o los embutidos de Carrasco Ibérico, todo bien acompañado con un vaso de sidra asturiana.
Recomendamos pasar la tarde explorando el antiguo barrio de La Latina. Aquí se encuentran una gran variedad de pequeñas tiendas y bares de tapas, especialmente en la calle de la Cava Baja. También hay impresionantes iglesias como la de San Andrés, San Pedro El Viejo y San Francisco El Grande. Los domingos está presente El Rastro, uno de los mayores mercadillos de España. Los principales puestos se encuentran en torno a la calle de la Ribera de Curtidores, pero también hay muchas joyas que descubrir en las calles laterales.
Cerca de La Latina se encuentra el barrio multicultural de Lavapiés. Aquí las galerías de arte alternativas se mezclan con restaurantes internacionales y bares de moda. Ya sean las exposiciones más recientes en la Tabacalera o La Casa Encendida, una minihamburguesa en Los Titos o un cóctel en Savas, o incluso cualquier de las numerosas discotecas, la zona está llena de diversiones.
Aún en Lavapiés, se encuentra el Mercado Antón Martin, difícil de pasar por alto con sus paredes naranja brillante y el gran mural del artista irlandés Fin DAC. En su interior se pueden degustar diversos platos de España, Italia y Taiwán, incluyendo especialidades veganas. También hay pequeños vendedores de comestibles y una escuela de baile flamenco en la planta superior.
Aunque el flamenco tiene sus orígenes en Andalucía, muchos artistas han comenzado su carrera en Madrid. Esto hace que sea un lugar perfecto para ver un espectáculo tradicional. Hay muchos locales de flamenco en Madrid, pero recomendamos el Corral de la Morería, Cardamomo o Las Carboneras. La mayoría de ellos también ofrecen cenas o pequeños aperitivos.
En Madrid no faltan museos y el Museo Sorolla es uno de los que vale visitar si hay tiempo. Este ocupa la antigua casa de Joaquín Sorolla, un artista valenciano famoso por sus brillantes pinturas costeras. La planta baja cuenta con un encantador patio andaluz, que conduce a una sala llena de dibujos de Sorolla. En la planta superior hay aún más habitaciones, incluyendo un salón, comedores y espacios de estudio utilizados por el artista. La mayoría de ellas se han conservado en su forma original, lo que la convierte en una de las casas-museo mejor conservadas de Europa. Además de cuadros, también está expuesta una serie de objetos adquiridos por Sorolla a lo largo de los años, como cerámicas, joyas y esculturas.
Desde el museo, se puede ir en metro hasta Malasaña, uno de los barrios más modernos de Madrid. Aquí se puede conocer la historia de la ciudad en el Museo de la Historia de Madrid antes de acercarse a las tiendas de la calle Fuencarral o a comer en el Mercado San Antón.
Después de explorar Malasaña,
continuamos con la Plaza de la Villa. Esta pequeña
plaza alberga algunos de los edificios más antiguos de la ciudad, la mayoría de
los cuales datan del siglo XVII. Entre ellos se encuentra la Casa de la Villa,
que fue el ayuntamiento de Madrid antes de trasladarse a la Plaza Cibeles.
También llaman la atención la torre de ladrillo de la Casa de los Lujanes y la
fachada plateresca de la Casa de Cisneros.
La Basílica de San Francisco el Grande es una de las muchas iglesias situadas en el distrito de La Latina. Recomendamos pasar a echar un vistazo, si no hubo tiempo el día anterior, y maravillarse con los impresionantes frescos, las vidrieras y las pinturas realizadas por artistas españoles de renombre como Francisco Goya. El lugar ha sido un espacio religioso desde el siglo XIII como mínimo, pero la iglesia que se ve hoy no fue terminada hasta 1784. La basílica es mayoritariamente de estilo neoclásico, pero las capillas reflejan diferentes periodos, desde el barroco hasta el rococó. Después de recorrer la iglesia, también se puede visitar el pequeño museo, donde se expone una serie de pinturas religiosas.
Atocha es la estación central ferroviaria de Madrid. Este llamativo edificio combina ladrillo con una maravillosa cubierta de vidrio y hierro. En 1992, el arquitecto Rafael Moneo le dio una nueva vida añadiendo un exuberante jardín tropical en el centro de la estación, con más de 7.000 plantas y un pequeño estanque con tortugas. Desde Atocha se pueden tomar muchos trenes, pero uno de los más destacados es el tren de Cervantes, que le lleva en un viaje teatralizado a Alcalá de Henares, donde nació Cervantes.
Finalizamos el último día en lo alto del Cerro del Tío Pio. Este parque, situado en una ladera, es uno de los mejores lugares para ver la puesta de sol en la ciudad. Para ir, se puede coger el metro directamente desde Atocha, el trayecto dura unos 30 minutos. Además de un mirador, el parque cuenta con equipamiento deportivo, un carril bici y un quiosco.
Madrid es una ciudad animada y llena de atracciones, con algo para cada miembro de la familia. No faltan formas de mantener a los niños entretenidos, desde degustar cocina local en los mercados hasta explorar los parques y zonas de juego de la ciudad. Madrid cuenta con muchos espacios verdes donde los niños pueden correr libremente, como El Retiro hasta Madrid Río y la Casa de Campo. Este último alberga varios lugares de interés, como un parque de atracciones y un zoo acuático.
Los museos de arte pueden resultar aburrido para los más pequeños, pero están disponibles muchas divertidas visitas interactivas adaptadas a ellos, como una búsqueda del tesoro por el Prado. A los niños también les encantará subirse a los antiguos trenes del Museo del Ferrocarril o ver el esqueleto gigante de un dinosaurio en el Museo Nacional de Ciencias Naturales. Para los aficionados al fútbol, el estadio del Real Madrid es una visita indispensable. Un poco más lejos está el Parque Warner, un gran parque de atracciones para toda la familia.
No es exagerar decir que se podría hacer un recorrido gastronómico de España sin salir de Madrid. La ciudad alberga una gran variedad de restaurantes especializados en cualquier cosa, desde el pulpo gallego hasta el gazpacho andaluz. Por supuesto, también hay espacio para algunas delicias locales. Entre los platos tradicionales se encuentra el Cocido Madrileño, un abundante guiso de cerdo que se sirve en invierno, y el bocadillo de calamares. Para un dulce, nada mejor que un plato de churros con chocolate caliente. La gente suele comer tarde aquí, así que téngalo en cuenta a la hora de salir a comer. A continuación, presentamos algunos de los mejores lugares para comer en Madrid:
La mejor época para visitar Madrid es alrededor de mayo o septiembre, cuando las temperaturas son más suaves y cuando hay menos aglomeraciones. El verano es la estación más animada para los turistas, pero el calor extremo puede dificultar la exploración de la ciudad. Si se Si quiere asistir a algunos festivales tradicionales sin importar las altas temperaturas, entonces recomendamos ir en agosto. El invierno es una buena alternativa si se tiene un presupuesto limitado, ya que las tarifas hoteleras suelen ser mucho más bajas.
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