Está claro que Ibiza tiene algo especial, como su vida nocturna, sus cálidas temperaturas o sus playas de arena blanca. Ibiza es una de las islas más visitadas del archipiélago Balear y, entre otras razones, es gracias a sus apacibles días de playas y al ambiente fiestero que se respira.
Sin embargo, Ibiza no solo ofrece playa y fiesta, sino también numerosas rutas de senderismo, monumentos para visitar y comida que hace la boca agua, sin olvidarnos de sus atardeceres inolvidables. Además, también se puede tomar el sol el tiempo que se desee o deambular por las ancestrales calles de su centro histórico, considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Ibiza es también el lugar ideal desde el que embarcarse en un barco en dirección a Formentera, la isla más pequeña del archipiélago.
A continuación, presentamos un itinerario de 5 días con las mejores cosas para hacer en Ibiza, entre ellas disfrutar de sus playas y paisajes, además de sitios para comer y hospedarse durante la estancia en esta isla.
Pasear por Dalt Vila es como estar inmerso en el rodaje de una película, ya que no hay más que casas encaladas, calles empedradas y murallas fortificadas que protegen el casco antiguo de la ciudad. En esta zona de la ciudad se puede aprender todo sobre la historia de la isla, desde su época fenicia hasta la actualidad. Nosotros recomendamos entrar por el Portal de Ses Taules y pasar la mañana paseando por las estrechas calles del centro. Además, es imprescindible visitar el Museo Arqueológico en la Plaza de la Catedral, donde se encuentran restos de las islas de Ibiza y Formentera de más de 3000 años de antigüedad.
Dentro de Dalt Vila se encuentra la Catedral de Ibiza. Este es un monumento excepcional que combina varios estilos arquitectónicos, como la estructura de estilo gótico catalán y algunos elementos del barroco del siglo XVIII. Además, el Museo Diocesano es una parada obligatoria, ya que en este museo se encuentra una extensa colección de arte religiosa desde el siglo XIV hasta el siglo XX. Asimismo, y una vez fuera del museo, el visitante podrá apreciar unas vistas increíbles al caso histórico y al puerto de la ciudad.
La siguiente parada es el Castillo de Eivissa, donde se encuentran edificios históricos que abarcan los 1000 años de antigüedad, como la torre del Homenaje del siglo VIII, la torre árabe y el cuartel militar del siglo XVIII. Para obtener las mejores vistas de todo el recinto, es imprescindible acercarse al bastión Baluarte de Sant Bernat, en el extremo sur. Por otro lado, otras secciones de este complejo arquitectónico se han convertido en lugares de exposición como el Baluarte de Sant Jaume y el Baluarte de Sant Pere.
Para los entusiastas del arte, visitar el Museo de Arte Contemporáneo es la opción ideal. Este museo, que está conformado por obras de estilo contemporáneo de artistas locales, se encuentra en una antigua armería. Las exposiciones incluyen obras de creadores locales como Antoni Marí Ribas y Rafel Tur i Costa, además de obras de artistas de renombre internacional como Gilbert Herreyns y Erwin Broner. Además, el suelo de cristal permite ver las viviendas cartaginesas descubiertas durante las renovaciones del museo en 2012.
Después de recorrer los lugares históricos de la isla, no hay plan mejor que relajarse en la Platja d'en Bossa, la playa más larga de Ibiza, el lugar perfecto para pasar la tarde. Los más activos también pueden alquilar motos acuáticas o hidropedales en la misma playa. Además, hay muchos bares junto a la playa en los que se puede parar para tomar un aperitivo y una bebida. Sin embargo, lo que es imprescindible es ver la puesta de sol en la playa y después bailar hasta el amanecer en Ushuaia o Space, dos de las mayores discotecas de la isla.
Un plan perfecto para hacer después de estar en la Platja d’en Bossa es dirigirse a Ses Salines. Estas salinas forman parte del Parque Natural de ses Salines y, aunque la producción de sal terminó en 1984, todavía se pueden ver cristales de sal formándose en las piscinas. El parque también alberga cientos de especies de aves, como flamencos, aves limícolas y gaviotas. Para ver los flamencos es imprescindible visitar esta zona entre agosto y octubre.
Una vez en esta zona salinera, es imprescindible visitar su playa de aguas turquesas, arena blanca y dunas, todo ello rodeado de pinos y de bulliciosos chiringuitos. Si la visita es en familia, la zona norte es la más recomendable, si, por otro lado, se busca algo más de tranquilidad, la zona sur es perfecta para tomar el sol y practicar nudismo.
Para caminar por la zona de Sa Pedrera es muy recomendable llevar calzado cómodo ya que el sendero tiene cierta dificultad, aunque, sin duda, merece la pena por las vistas de la costa. Los ibicencos llaman a esta zona Atlantis porque las formaciones rocosas se parecen a la famosa ciudad abandonada de ese nombre. Se tarda alrededor de 40 minutos en llegar al agua y, finalmente, poder darse un baño.
Al borde de la costa sur de Ibiza se encuentra el islote de Es Vedrá, uno de los lugares más emblemáticos de la isla. El mejor lugar para verla es desde la playa de Cap Blanc o desde un mirador cercano a la Torre des Savinar. Ambos sitios son ideales para ver uno de los muchos atardeceres mágicos de Ibiza.
Una vez de vuelta en la ciudad de Ibiza, se puede terminar la tarde paseando alrededor del puerto, donde las casas de los pescadores se entremezclan con las boutiques y los puestos del mercadillo. Es indispensable tomarse algo de beber en una de las terrazas de la zona y después seguir caminando en dirección al puerto deportivo para admirar los lujosos yates. Los puertos deportivos más lujosos de la isla son los de Botafoch y Marina Ibiza, en los que hay lujosos cruceros y personas famosas, además de bares de alta gama, restaurantes y clubes famosos como Lío y Pacha.
En este segundo día en Ibiza nada mejor que comenzar a explorar la costa este. La primera parada en nuestro itinerario es la iglesia de Jesús, una bonita iglesia encalada a 2 km de la playa de Talamanca. Construida en 1466, destaca por su impresionante retablo gótico y por el rostro de la Virgen que se representa ahí, ya que es considerada una obra maestra de la iconografía medieval balear.
El pueblo de Jesús está a tan solo unos minutos de Cala Llonga. Esta cala resguardada del viento es ideal para las familias, ya que hay un parque para niños en la arena y una pequeña zona de recreo con camas elásticas y coches de choque en la zona del complejo turístico. Hay también numerosas cafeterías en los alrededores donde se puede comprar algo para comer o beber.
Para llegar a Santa Eulària basta con seguir conduciendo en dirección este. Esta ciudad de vacaciones parece que se encuentra a kilómetros de la bulliciosa vida nocturna de la isla, por lo que las familias suelen venir aquí para disfrutar de las playas de arena blanca y pasear por la costa. Además, es un destino ideal para los amantes del golf, ya que aquí se encuentra el único campo de golf de la isla.
Después de largos paseos por la playa e incontables chapuzones, nada mejor que subir al Puig de Missa, en la zona sudoeste de Santa Eulària. Para llegar aquí se puede subir las escaleras desde el Carrer de Sant Jaume (esta es la ruta más pintoresca) o, por el contrario, seguir el sendero desde el paseo marítimo de Santa Eulària. Aquí es donde las personas se solían esconder cuando la isla sufría ataques piratas, y es justo en la cima, donde se puede visitar la iglesia-fortaleza con su torre de defensa, además de un par de museos fascinantes.
Surrounded by magnificent pine trees, Cala Mastella is a small cove about 9km northeast of Santa Eulària. It gets especially busy during the high season. That’s when the seasonal kiosks emerge, serving mojitos and bocadillos. If you’re a seafood lover, don’t miss the chance of visiting the renowned restaurant El Bigotes.
Rodeada de altos pinos, la Cala Mastella es una pequeña cala de unos 9 km al noreste de Santa Eulària. En temporada alta se suele llenar mucho de gente, y es precisamente en este momento, cuando el negocio de los chiringuitos vendiendo mojitos y bocadillos vuelve a la vida. Este plan es perfecto para los amantes del marisco, que podrán visitar el famoso restaurante El Bigotes.
Seguimos la visita en Sant Carles de Peralta, una localidad con mucho encanto que data del siglo XVIII. Este es uno de los pocos lugares que quedan en la isla donde se puede sentir el ambiente de las antiguas parroquias rurales de Ibiza. Además, cada fin de semana este pueblo se llena de vida gracias al mercado hippie Las Dalias, que existe desde 1954. En este mercado hay de todo, desde coronas de flores hasta bolsos hechos a mano y los típicos vestidos blancos de vuelo. Pero esto no es todo, ya que el mercado también incluye música en directo, sitios donde te adivinan el futuro, masajes y puestos de comida.
La ruta turística llega a su fin en el pueblo de Santa Gertrudis de Fruitera, donde muchos artistas locales viven y exponen sus piezas de arte en galerías, tiendas de manualidades o en cafeterías como el Bar Costa. Antes de irse es indispensable pasear por la plaza principal y admirar la iglesia del siglo XVIII del pueblo.
Visitar Formentera, una de las joyas ocultas de las Islas Baleares, significa rodearse de playas vírgenes de aguas cristalinas. Todos los días hay ferris que salen desde la ciudad de Ibiza hasta el puerto de La Savina, en Formentera. Una vez allí, la mejor opción es alquilar una bicicleta o una scooter para explorar cada uno de los rincones de la isla.
La capital de Formentera, San Francesc Xavier, merece una visita, además de las paradisíacas playas de Ses Illetes en Trucador o Calò des Mort en la zona sur de la isla. Formentera es el destino perfecto para escapar de la bulliciosa Ibiza.
La ruta del tercer día comienza en Sant Francesc Xavier, la capital de Formentera. Destacan dos edificios con fachadas encaladas en la plaza central, el ayuntamiento, a un lado de la localidad, y la iglesia-fortaleza del siglo XVIII, al otro. Es curioso saber que Formentera fue abandonada en el siglo XV, y esta fue la primera iglesia que se construyó cuando sus habitantes comenzaron a vivir aquí.
Después de explorar la ciudad, no hay plan mejor que acercarse a la península Es Trucadors, famosa por sus largas playas de arena blanca y sus aguas cristalinas. Junto con la de Es Pujols, estas son las playas más visitadas por los turistas cuando van a Formentera. Además, la península casi toca la pequeña isla de Espalmador.
Es posible nadar a la isla de Espalmador desde la Península de Es Trucadors, pero hay que tener cuidado con las corrientes marinas y hacerlo solo cuando las condiciones meteorológicas sean favorables. Para llegar a la isla de Espalmador sin ningún tipo de riesgo lo mejor es embarcarse en la Barca Bahía desde La Savina. Una vez allí, no hay otra cosa que hacer que disfrutar de esta playa virgen rodeada de dunas
Rodeada de imponentes acantilados, la Mola es la zona más alta de Formentera. A 200 metros de altura, esta península alberga el pueblo de El Pilar de la Mola y un faro del siglo XIX que se puede admirar desde el exterior. Esta zona está prácticamente desierta, aunque hay una pequeña cafetería donde se puede parar a tomarse algo.
Por último, queda por visitar la costa sur de Formentera, conocida como Migjorn. Esta zona de unos 5 km tiene una gran multitud de playas de arena blanca y pequeñas calas para explorar. Entre estas playas se encuentra la Platja Migjorn, la playa más larga de la isla y que está dividida en cuatro secciones: Ca Marí, la más cercana al pueblo de Sant Ferran; Migjorn, la parte central; Es Arenals, el tramo más turístico; y Es Copinar, al borde de la costa. Cerca de esta última se encuentra la impresionante playa de Calò Des Mort. Antes de tomar el barco de vuelta a Ibiza se puede recorrer la costa en bicicleta.
La ruta de hoy se centra en explorar la zona oeste de la isla de Ibiza. Aunque es difícil percatarse de ello, a tan solo unos kilómetros del aeropuerto se encuentra Sa Caleta. Esta pintoresca cala conforma tres playas: una larga playa de arena y dos pequeñas calas de piedras. Hay también un restaurante llamado Restaurante Sa Caleta, que solo abre en verano, y que además de comida ofrece masajes y clases de yoga.
Cerca de Sa Caleta, se encuentra Es Bol Nou, una diminuta playa de arena conocida por sus propiedades arcillosas. A esta playa van muchos lugareños a hacer una mezcla de barro para exfoliar la piel, una práctica que se dice que elimina las picaduras de mosquitos. No hay más que esperar a que el barro se seque en la piel y después darse un chapuzón en el agua para quitar la mezcla.
A los amantes del senderismo les encantará subir a Sa Talaia, el punto más alto de Ibiza con 475 metros de altura. La caminata es de 2,5 km y empieza en el pueblo de Sant Josep. Se tarda alrededor de una hora en subir a la cima y durante la subida se pueden disfrutar de unas increíbles vistas de la isla. Es imprescindible llevar calzado cómodo y mantenerse alerta para ver a las jinetas, una mezcla entre hurón y gato que suele estar relajándose en los árboles. Para los que no son muy andarines, también pueden subir a la cima en coche.
Después de la subida a Sa Talaia nada mejor que dirigirse a la costa a visitar Cala Tarida. Esta bonita bahía tiene dos playas y un elegante restaurante llamado Cotton Beach Club. Muchas villas y hoteles rodean esta zona, lo que significa que es una zona que se llena en verano. Sin embargo, merece la pena la visita, sobre todo para los amantes de saltar al agua desde los acantilados, ya que no son muy altos en esa zona.
Un poco más arriba de Tarida se encuentra la Cala Llentia. Incluso en verano, esta es una de las playas menos concurridas de la isla y, aunque a veces el oleaje puede ser un poco fuerte, la mayor parte del tiempo es un lugar ideal para que las familias se relajen y los niños jueguen en el agua. Entre la playa y la Cala Codolar se encuentran Las Puertas de San Soleil, una llamativa puerta adornada con grabados, motivos árabes y una mano de Fátima. Sin embargo, estas puertas no son el único monumento de la zona, ya que también se encuentra otro llamado Tiempo y Espacio que está formado por 13 columnas de basalto diseñadas por Andrew Rodgers.
Para comenzar la tarde, nada mejor que visitar la Cala Escondida, una pequeña cala que se encuentra en el camino en dirección a la Cala Comte. Para llegar a esta playa hay que superar una ligera pendiente rocosa y bajar unas escaleras. Una vez allí, la opción ideal es tomarse algo en el chiringuito, del que se dice que es el más ecológico y sostenible de la isla. Es momento de sentarse, relajarse y esperar a que atardezca.
Tanto a los lugareños como a los turistas les encanta la Cala Comte. Todos ellos piensan que es la playa más bonita de Ibiza. Al resguardo de las rocas, la arena fina y las aguas turquesas son algo digno de ver. Detrás de las rocas hay una serie de bares que ofrecen deliciosos cócteles. Además, esta playa está muy cerca de la localidad de San Antonio y es muy popular durante el verano, ya que se puede llegar fácilmente en ferri o en autobús.
Después de visitar Cala Comte, no hay mejor plan que ir hasta la Cala Saladeta en dirección norte. Esta cala está rodeada de pinos y es famosa por sus aguas cristalinas, conocidas como las más azules de la isla. Está a unos 10 minutos en coche desde San Antonio y, una vez allí, basta con caminar por un sendero algo empinado hasta llegar a la arena.
Esta cala es otra de las bonitas playas de Ibiza que, además, tiene un precioso restaurante donde pararse a degustar su deliciosa comida. Sus aguas transparentes hacen de este lugar el destino perfecto para los amantes del snorkel. Por último, una pequeña formación rocosa separa esta diminuta playa de la Cala Gració.
San Antonio es una de las zonas más famosas en Ibiza para salir de fiesta, pero, además, es también uno de los mejores sitios para ver el atardecer, por lo que, aunque no se quiera salir de fiesta, visitar esta zona es muy recomendable. Para obtener las mejores vistas del atardecer, no hay lugar mejor que pasear por el paseo marítimo con vistas al mar, también conocido como Sunset Strip, al que recomendamos llegar con una hora de antelación. Después del atardecer recomendamos tomar un cóctel en uno de los bares del paseo marítimo como el Café del Mar.
Sant Joan es conocido como el “último pueblo en Ibiza”. Este es el lugar ideal para aquellos que busquen explorar la isla más allá de los lugares turísticos más típicos. A diferencia de los bulliciosos pueblos turísticos, este solo tiene tranquilos hoteles rurales y casas de piedras, además de la típica iglesia ibicenca encalada. Todos los domingos se hace en Sant Joan un mercado ecológico donde los comerciantes venden una gran variedad de productos locales y productos hechos a mano. El mercado se sitúa en el centro de la ciudad y suele estar acompañado de música en directo.
Muy cerca de Sant Joan se encuentra Cala Xarraca, una pequeña playa de arena y guijarros en la que en verano se pueden alquilar hamacas y sombrillas. Además, en sus inmediaciones se encuentra un restaurante donde se puede probar la tortilla, la paella y el pescado fresco.
Algo más arriba en la costa se encuentra la Cala d’en Serra, una de las calas más bonitas de la isla. Además, el camino en coche hacia esta cala está siempre acompañado de unas vistas increíbles al mar. Una vez en el destino, basta con aparcar el coche y caminar durante 10 minutos hasta llegar a la arena. Una vez en la playa no hay más que bañarse en sus aguas turquesas o, si se prefiere, hacer snorkel.
Para acabar la mañana, nada mejor que explorar la ciudad costera de Portinatx y sus playas que, aunque son un poco rocosas, tienen también mucha arena para disfrutar de ellas. Para tener las mejores vistas hace falta subir al faro de esta localidad, que se encuentra en la Punta Moscarter, y que es el más alto de la isla. La forma más fácil de llegar ahí es siguiendo el camino desde la playa de Portinatx, que dura alrededor de 1 hora. Además, si se sigue este camino y hace un buen día, se puede vislumbrar Mallorca en la lejanía.
Llegó el momento de ir bajo tierra a las Cuevas de Can Marça, que se encuentran en el Puerto de San Miguel y que están llenas de estalagmitas y de estalactitas. Las cuevas se utilizaban antiguamente para almacenar objetos de contrabando y aún se pueden ver las marcas que hacían los contrabandistas para guiarse. Hoy en día, los visitantes acuden a este lugar para asistir al colorido espectáculo de luces alrededor de una cascada de 10 metros.
Escondida entre las colinas y los valles se encuentra la playa de guijarros de Benirrás. Desde aquí se puede vislumbrar el Cap Bernat, una formación rocosa conocida por los lugareños como “el dedo de Dios”. Esta bahía refugiada por las rocas es muy popular entre los amantes del snorkel y, además, suele estar muy concurrida en los domingos cuando los tamborileros se dirigen aquí para tamborilear durante la puesta de sol, un icónico ritual hippie. A menudo es difícil aparcar, así que es mejor llegar temprano. En verano también se pueden ver eventos similares entre semana, y se anima a todo el mundo a bailar y cantar.
A pesar de que Ibiza es conocida por su fiesta, también hay una parte de la isla, más relajada, que atrae a muchas familias. En esta parte se encuentran muchos mercados hippies y playas con chiringuitos y zonas de juego para los niños, como Es Cavallet o Platja d’en Bossa. Además, también hay otras opciones como visitar el Acuario Cap Blanc; jugar en el parque de tirolinas Acrobosc; aprender a montar en caballo en el Ibiza Horse Valley o en Active Ibiza para los más pequeños; divertirse con Go-Karts en las pistas de Santa Eulària y San Antonio; o unirse a una ruta en barco y explorar la costa.
Ibiza es el lugar ideal para probar el pescado y el marisco gracias a su ubicación privilegiada en el mar Mediterráneo. Algunos de sus platos típicos son la paella, el bullit de peix, un guiso de pescado que se suele hacer con mero y patatas, y la sobrasada. A continuación, presentamos algunos de los mejores sitios para comer en Ibiza y probar algunos de estos platos:
La mejor época para visitar Ibiza es el verano, desde finales de mayo hasta principios de octubre, ya que es cuando las temperaturas suben a 30°C o más, y toda la ciudad se llena de fiestas. El ambiente en las calles es increíble, con gente bailando en la playa casi todas las noches y, en relación a las discotecas, el ambiente fiestero se mantiene durante todo el año, pero los principales eventos y fiestas (con artistas y DJs de renombre mundial) tienen lugar en verano. Para evitar las multitudes, lo mejor es venir a Ibiza a finales de primavera o principios de otoño ya que, aunque las temperaturas sean un poco más bajas, las playas estarán completamente desiertas.
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