El norte de España a bordo de un ferrocarril de vía estrecha

Hacer una ruta a bordo de uno de los ferrocarriles de vía estrecha, también conocidos como Feve, es una de las formas más apacibles de viajar por la zona norte de España. Es curioso el hecho de que el recorrido de este tren tan singular no suele aparecer en los mapas ferroviarios debido al tamaño tan estrecho de sus vías, que miden unos 1000 mm de ancho. Además, esta ruta ferroviaria de vía estrecha, fundada en 1965, es la más larga de Europa, ya que va desde Bilbao, en el País Vasco, hasta Ferrol, en Galicia, y permite que los viajeros se bajen a visitar las ciudades y pueblos que se encuentren por el camino, ya que el tren hace más de 100 paradas.


Algunas estaciones de tren, entre las que destacan la de Bilbao y la de Santander, cuentan con unas vidrieras impresionantes.


A priori, este viaje en tren puede parecer una locura, ya que hoy en día existen autopistas y aeropuertos que conectan todas las ciudades. Sin embargo, esta ruta en ferrocarril ofrece cosas que los medios de transporte convencionales no, como son las vistas maravillosas de los Picos de Europa y del mar, y unos billetes de tren que no son para nada caros.



Itinerario de los ferrocarriles de vía estrecha

País Vasco

Esta ruta ferroviaria comienza en la estación de la Concordia en Bilbao, una ciudad que merece la pena visitar y de la que tenemos un itinerario que incluye consejos para los visitantes.


Se puede también alargar esta excursión cogiendo el tren cercanías que sale desde la estación de Amara-Donostia en San Sebastián y que recorre la costa pasando por el pequeño pueblo pesquero de Zumaia para después llegar hasta Bilbao.



Cantabria

Una vez en la estación de la Concordia en Bilbao, llegar a Santander se convierte en un tranquilo viaje a bordo de uno de los ferrocarriles de vía estrecha. Además, Santander es el lugar idóneo para bañarse en sus playas cristalinas y disfrutar del buen ambiente de los bares de tapas. Entre los platos que hay que probar sí o sí se encuentra el chorizo a la sidra, cuya salsa es una auténtica delicia cuando se moja en pan. No hay que olvidarse tampoco de probar el jamón ibérico y los pinchos, acompañándolos siempre de una copa de vino blanco.


Al igual que antes, también disponemos de un itinerario por Santander con consejos sobre dónde comer y dónde alojarse, ideal para aquellos que prefieran quedarse uno o dos días paseando por la ciudad. Después, hay que poner rumbo a Cabezón de la Sal. Este viaje en los acogedores vagones del tren se hace muy ameno ya que en el paisaje se pueden observar los campos de cultivo y los animales pastando, las iglesias construidas con piedras blancas y pequeños riachuelos que no cubren más que las rodillas. Además, los vagones del tren se van vaciando progresivamente de turistas y las estaciones de tren se hacen cada vez más pequeñas, ya que se adentran en la parte rural.


En Cabezón de la Sal hay un hotel rural de tres estrellas llamado el Jardín de Carrejo. Sus exuberantes jardines y el canal abandonado que se encuentra en las inmediaciones convierten a este pequeño hotel en una auténtica maravilla.


Vicente de la Barquera es la última parada recomendada en Cantabria porque presenta una mezcla de paisajes de lo más variopinto: por un lado, los Picos de Europa y, por otro, el mar Cantábrico. Este pueblo pesquero tiene unas playas maravillosas y un centro histórico que merece la pena visitar, ya que cuenta con palacios del Renacimiento y castillos medievales. Para comer o cenar el restaurante Boga Boga es la mejor opción, ya que sirve marisco y pescado de la zona, entre los que destacan la langosta y el sorropotún o guiso de bonito.



Asturias

Tras visitar San Vicente, hay que montarse de nuevo en el tren en dirección a Asturias. Una vez en Asturias, el tren parará, en primer lugar, en Ribadesella, una ciudad costera famosa por su sidra. Es por esto que, en Ribadesella, visitar una sidrería y ver cómo un escanciador llena los vasos de sidra es una parada obligatoria. Además, esta visita siempre está acompañada de las explicaciones del escanciador que, entre otras cosas, explica cómo el oxígeno que se introduce en la sidra al escanciarla le da ese sabor tan característico. Después de probar la sidra, no hay plan mejor que comer en la Casa Basilio y pasear al lado del serpenteante río Sella, desde donde se pueden vislumbrar los Picos de Europa. Por último, y para acabar este día viendo el atardecer, no hay sitio mejor que los acantilados de Castro Arenas.


Una buena opción para hospedarse es en el Bajo los Tilos, una casa rural que se encuentra entre las montañas.


A la mañana siguiente, el Feve sigue su ruta en dirección al pueblo de Infiesto. Este viaje en tren es distinto a los anteriores ya que abundan los túneles, algo abruptos, y los prados verdes salpicados de huertos y graneros de piedra, conocidos en el norte de España como hórreos. Además, a lo largo del trayecto, es frecuente ver a personas en canoas en el río o disfrutando de un vaso de sidra en los andenes del tren.

Merece la pena bajarse en la parada del pueblo de Infiesto solo para probar algún plato casero en el afamado restaurante de Pliego Meson El Horru. Para dormir son muy buenas opciones La Posada de Barro o la casa rural El Gran Sueño, con vistas a los Picos de Europa.


Sin duda, la capital de Asturias, Oviedo, es una parada obligatoria. Esta ciudad medieval nunca aburre a sus visitantes ya que tiene muchas propuestas gastronómicas y culturales, como la catedral o las bulliciosas plazas de abastos, donde se puede tomar un vaso de sidra y probar platos típicos como la fabada. Al igual que en Bilbao y en Santander, también disponemos de un itinerario de Oviedo que incluye los mejores planes turísticos, además de recomendaciones de restaurantes y hoteles. Después de Oviedo, la ruta en tren continúa, así que recomendamos llevar algo de queso para el camino que sigue bajo puentes diminutos y profundos valles verdes.


Otras paradas obligatorias en Asturias son: Cudillero, un pintoresco pueblo pesquero frente al océano, el pueblo de Cadavedo, con sus espectaculares playas, y el pueblo de Navia, famoso por sus senderos costeros.


En Navia se encuentra la Hacienda Llamabúa, que es perfecta para pasar la noche y retomar fuerzas para ir, al día siguiente, a Ribadeo, una ciudad portuaria que se encuentra justo entre Asturias y Galicia. Ribadeo es famosa por su marisco y pescado y, tanto el hotel Parador de cuatro estrellas, como la casa rural A Cortiña, son lugares perfectos para que los turistas descansen.


Ribadeo es la última parada en Asturias y, aunque es un sitio pequeño, no puede pasarse por alto el hecho de que en este pueblo se encuentra la Playa de las Catedrales (Praia as Catedrais en gallego), un paraje natural para el que, debido a su singularidad, es necesario reservar si se quiere visitar. Su reserva se puede hacer por medio del lugar de hospedaje o a través de Internet.



Galicia

Una vez en Galicia, este tranquilo viaje en tren va llegando a su fin. Sin embargo, llegar al final no siempre es algo malo, ya que Galicia esconde preciosos pueblos costeros como Viveiro y Loiba. Es en este último donde, después de un sendero de 2 km rodeado de bosques de eucaliptos, se llega a la Playa de Picón (Praia do Picón), donde se encuentra “el banco más bonito del mundo”, un banco muy conocido por los gallegos y que es ideal para hacer fotos y para descansar cuando se desee disfrutar de las vistas al océano y del atardecer. Para dormir no hay sitio mejor que el hotel Semáforo de Bares, que se encuentra cerca del mirador Punta Estaca de Bares, la meca de todos los senderistas.


De vuelta en el tren el final es inminente, pero es imprescindible bajarse en el pueblo de Ortigueira y pasar la noche en el hotel El Castaño Dormilón. El trayecto finaliza en Ferrol, donde se pueden visitar numerosos museos, además de una iglesia de estilo neoclasicista. También se puede subir al Mirador Cabo Prior, desde donde hay unas maravillosas vistas al mar.



Duración del trayecto:

La forma más rápida de completar esta ruta ferroviaria es en 19 horas, pero lo ideal es no hacerlo de forma seguida, sino ir parando en algunas de las 100 paradas que se hacen durante el viaje, entre las que se incluyen pueblos y casas rurales para pasar la noche. Es por esto que la duración de esta ruta depende de las paradas que se hagan, es decir, depende totalmente del turista. Sin embargo, si se busca una duración media, en una semana se puede hacer el recorrido Bilbao-Ferrol incluyendo las paradas en los puntos más importantes. Además, este trayecto es uno de los muchos que se pueden hacer, ya que también se puede empezar la ruta en Ferrol y acabar en Bilbao o, incluso, empezar la ruta en cualquiera de los pueblecitos que hemos mencionado.



Horarios y billetes:

La mejor forma de reservar los billetes de estos ferrocarriles de vía estrecha es sobre la marcha, online o directamente en las estaciones y siempre con cuidado de comprobar correctamente las rutas y los horarios. Además, es importante saber que algunas estaciones se encuentran en medio de la nada y apenas hay servicios como alojamiento o restaurantes, así que es importante tener siempre claro qué tren hay que coger.

Si el punto de partida es Bilbao, el gasto en trenes será de unos 50€, aunque si se busca una opción más lujosa para viajar, también se puede coger el Transcantábrico, que es un ferrocarril que comparte ruta con los Feve. También está la opción de hacer un trayecto en concreto en el Transcantábrico. En conclusión, sea cual sea la opción, la más económica o la más cara, siempre se pueden comprobar los horarios y comprar los billetes en la página web de Renfe.


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